Una victoria, un empate y cinco derrotas. Es el pobre bagaje con el que llegó a Osasuna al parón liguero. Los rojillos apenas han sumado una quinta parte de los puntos que han disputado y, aunque la temporada es larga, las piernas pesan considerablemente más cuando se mira la categoría desde el fondo de la clasificación, lo que convierte a las remontadas en una de las labores más arduas a las que se puede enfrentar a un equipo.

Por eso a estas alturas no cabe hablar de urgencias, pero sí de necesidad imperiosa, que tampoco anda excesivamente lejos. Desde el equipo, lógicamente, se intenta utilizar un lenguaje menos dramático, aunque no haya un solo rojillo que no haya reconocido la importancia, con aumentativos de todo tipo, de mejorar su rendimiento sobre el césped de inmediato. De enlazar dos o tres buenos resultados que posibiliten otra perspectiva y reduzcan la presión.

Que es lo que teme, precisamente, José Luis Mendilibar, en este regreso a la competición. El técnico zaldibartarra es el primero en admitir que «los puntos son importantísimos para la tranquilidad de la afición, directiva y vuestra -puntualiza, en referencia a la prensa-, nos vendrían fenonemal los puntos», pero no le entra en la cabeza que se pueda hablar de «finales». Porque realmente no lo es y porque referirse así a los encuentros desde la octava jornada puede traducirse en un exceso de «responsabilidad».

De ahí que Mendilibar haga especial hincapié en los peligros de la ansiedad. «Hay que tener paciencia, porque no vas a ganar el partido en el primer cuarto de hora. Que no nos sorprendan, que no nos vuelvan locos y saber lo que tenemos que hacer, no regalar nada. Tenemos que ser nosotros desde el primer momento, pero sin tener prisas por ganar, no querer ganar en el primer minuto», insistió el entrenador rojillo, que confía en ver un Osasuna más parecido al que viene actuando en el Sadar que al que acumula derrotas como visitante, y no por una cuestión exclusiva de resultados.

«Estamos siendo distintos fuera y en casa. De los tres partidos que hemos jugado en casa -inmerecida derrota ante el Barcelona, empate con el Mallorca y goleada al Levante-, creo que dos y medio han sido buenos. Me gustaría que siguiésemos en esa línea porque, jugando bien, al final ganas», subrayó, pese a reconocer que a Osasuna le está costando llevar sus momentos de buen juego al marcador. «Aún jugando bien, esta temporada nos cuesta más ganar».

Para decantar más fácilmente esa balanza, Mendilibar confía en la ayuda de la afición iruindarra, importante incluso en sus enfados. «Este público siempre suma más de lo que resta. E incluso si nos silban, también nos ayudan, porque hace que los que estamos en el verde tengamos que espabilar», afirmó.

Los pies en la tierra

Algo que tienen muy claro también en el bando contrario. «Osasuna aprieta muchísimo en casa, va a ser un partido complicadísimo», advierte Pepe Mel, que llega con su Betis en puestos de Champions y dos victorias en tres desplazamientos -en los que ha encajado siete goles, pero ha marcado nada menos que seis-, pero que cree que lo peor que pueden hacer sus futbolistas es «creerse algo por ir cuartos» y mirar a su rival por encima del hombro.