Juanjo Olaizola, antiguo director del Museo del Ferrocarril de Azpeitia, ha querido responder a las palabras de Ernesto Gasco, viceconsejero de Transportes de Lakua y vicepresidente de la Fundación que gestiona ahora el citado museo, afirmando que, en contra de lo citado por Gasco, sí existe una condena contra el Museo del Ferrocarril.

El cruce de palabras responde a las afirmaciones que realizó Gasco el pasado jueves en la rueda de prensa para anunciar que la Diputación de Gipuzkoa entraba a formar parte del Patronato de la Fundación que gestiona el museo. En la comparecencia, Gasco dijo, entre otros, que la sentencia en la que se declaraba nulo el despido de Olaizola era «contra Euskotren, no contra la Fundación». En una carta enviada a este diario, Olaizola responde que la sentencia «no solo condenó a Euskotren, sino también a la Fundación». Añade que esta última «ha recurrido la sentencia, prueba más que evidente de que, en efecto, también condena a esta entidad».

Olaizola también pone en entredicho las palabras de Gasco al afirmar este último que «la única sentencia que hay» es la que obliga al Museo a sacar a concurso público el puesto de dirección y que Olaizola «recurrió esta decisión para intentar que no hubiera concurso». Olaizola mantiene que tales afirmaciones son «absolutamente falsas», y sostiene que «jamás se ha dictado sentencia alguna» de ese tipo y que, por consiguiente, nunca la ha recurrido. «La única actuación por mi parte -aclara- fue la interposición de un procedimiento judicial de clasificación profesional cuya sentencia, dictada el 1 de febrero de 2012, reconoce expresamente que yo había dirigido el museo durante más de veinte años, que había sido el máximo responsable y el conductor de todas sus actividades».

Respecto a los ataques contra la Asociación de Amigos del Museo, Olaizola afirma que es cierto que la presidenta de la asociación sea su pareja, pero explica que «ella ha actuado en todo momento según los dictados de la Asamblea General de socios a la que, por cierto, no pertenezco» y recuerda que «todos ellos, antes de ser expulsados del Patronato de la Fundación, colaboraban como voluntarios, de manera totalmente altruista». Así, opina que «tal vez el Sr. Gasco no sea capaz de entender que jamás han cobrado remuneración alguna por su trabajo voluntario en el Museo, cuando de todos es conocido que él ha colocado a su marido en diversos puestos, siempre bien remunerados...».