Ya costará ver un partido de tanta calidad, pero si se ven más como los de ayer, bienvenidos sean. Gescrap Bizkaia Bilbao Basket tuvo que sacar lo mejor de sí mismo para llevarse un partido espectacular en el que, como bien dijera Txus Vidorreta, ambos merecieron ganar.

Bilbao Basket viene confirmando una mejora cada vez más esperanzadora, sobre todo de la mano de un Lamont Hamilton espectacular, los muy buenos minutos de Pilepic y la dirección deliciosa -otro día en la oficina- de Raül López. Sin embargo, toca fijarse en un Estudiantes que en muy pocos meses ha cambiado como de la noche al día.

Veremos cuánto le dura la gasolina al Estudiantes, pero de la mano de Txus Vidorreta, el equipo del Ramiro va muy en serio. Firmes en defensa y con muchos recursos en ataque, los madrileños pusieron un nudo en la garganta bilbaina, que llegó a verlas de muchos colores antes de imponerse. El bajón físico estudiantil, el apretón en defensa de Bilbao Basket, los seis tiros libres errados por los del Ramiro -sobre todo los cuatro que fallaba Granger- y un triple de Kostas Vasileiadis a diez segundos del final.

Y aun y todo, English -que reaccionó tarde- clavaría un triple casi sobre la bocina -el 86-85 definitivo- y Kuric todavía lanzaría desde el medio campo un triple a la desesperada. Si Bilbao Basket se llevó un partido digno de play off, es porque superó a un rival que dio un nivel de play off. Para colmo, como suele pasar con los partidazos, ninguna televisión lo retransmitió.

«René Lavand» Gabriel

La primera mitad fue estudiantil, y punto. Empezó con dos triples de Kirksay -el franco neoyorquino es uno de esos trabajadores que además tienen mucha calidad-, pero esa primera mitad fue patrimonio exclusivo de Germán Gabriel.

Los amantes de la cartomancia recordarán al mago argentino René Lavand, auténtico maestro de los juegos de cartas a pesar de ser manco. Su principal dicho, santo y seña, «no se puede hacer más lento».

Pues bien, Gabriel se transfiguró en un prestidigitador del baloncesto. Jugando al poste bajo como nadie, sobre todo a su lado izquierdo, dio un clínic de fundamentos realizados casi a cámara lenta, superando a defensores bisoños como Moerman -el francés debiera ver el partido de ayer en vídeo y aprender de Gabriel-, Hervelle y quien le pusiera delante. Llegó con 17 puntos al descanso, y no fue sino el cansancio y un marcaje mucho más estrecho de Hervelle quien impidió que el otrora «junior de oro» capitalizara el protagonismo del duelo.

De su mano, Estudiantes llegaría con ventaja al descanso, 41-49, pero Bilbao Basket no estaba por la labor de admirar de las dotes deportivas de su exjugador. La defensa de los hombres de negro mejoró, los árbitros «dejaron hacer».

Hamilton, en el mejor momento

La remontada bilbaina se consumaría al final del tercer cuarto, llegando al último cuarto 62-61. Pero Estudiantes no se iba a rendir a así como así y, con Kirksay e English tomando cartas en el asunto, los de Vidorreta volvían a la pelea y hasta conseguían voltear el marcador.

Lamont Hamilton emergió en los últimos momentos, sobre todo tras la expulsión de Barnes al ver la quinta falta mediante una técnica. Con todo, Granger pudo adelantar a Estudiantes, pero los nervios lo traicionaron desde la línea de tiros libres. Vasileiadis, con un triple, pondría el punto final al duelo.