CRíTICA: «Vacaciones en el infierno»
Mel Gibson se refugia en México
Mikel INSAUSTI
La primera intención de Mel Gibson era dirigir personalmente «Vacaciones en el infierno», pero en vista del ostracismo al que está siendo sometido en Hollywood prefirió delegar en su ayudante de «Apocalypto» Adrian Grunberg, al tener que rodar de nuevo juntos en México. Desde el principio vio que el proyecto se enfrentaba a problemas de distribución, tanto es así que en los Estados Unidos no se ha estrenado en las salas de cine, yendo directamente a los canales de pago. Pude ver la película hace ya casi un año en internet, en su versión original titulada «Get the Gringo», y donde hasta el actor de origen australiano chapurrea el mexicano, frente a una mayoría del reparto, integrada por intérpretes nativos, que se expresan en su idioma.
Dolores Heredia y el niño Kevin Hernández son los que tienen más protagonismo como la madre y el hijo que conectan con el gringo protagonista dentro de la prisión, quien les necesita para moverse en un mundo para él desconocido, a la vez que su nueva improvisada familia requiere de su protección. El narco que controla a la población reclusa es encarnado por Daniel Giménez Cacho con suficiencia, si bien vuelve a destacar Jesús Ochoa como su secuaz más fiel y temible.
El grueso del metraje transcurre en esa especie de superpoblada ciudad penitenciara, que se rige por sus propias leyes internas, localizada en un penal de Veracruz a punto de ser derruido. Dentro de sus muros puede llegar a suceder de todo, por lo que el tiroteo más espectacular no es escenificado en el exterior, como suele ser habitual en los thrillers fronterizos, de manera que las imágenes en cámara lenta inspiradas en «Grupo salvaje» de Sam Packinpah cobran una dimensión más claustrofóbica. En cambio, en el prólogo sí se busca un paisaje similar al de «La huida», debido a que la narración se inicia con una frenética persecución a resultas de un atraco a un banco, que termina con el coche del ladrón saltando por encima de la valla que separa a los Estados Unidos del territorio mexicano.