Con «Outrage» Takeshi Kitano recupera su personal y violento estilo de cine yakuza
M. I. | DONOSTIA
A pesar de la creatividad demostrada en «Aquiles y la tortuga», Takeshi Kitano ha cargado con la decepción que provocaron sus reflexiones sobre el cine de autor a la manera de Fellini en «Takeshi's» y «Glory to the Filmmaker», por lo que no ha encontrado otra salida que regresar al género que le dió prestigio internacional, y del que lleva alejado diez años desde la realización de «Brother».
«Outrage» ofrece una visión todavía más brutal si cabe del cine de yakuzas, al mostrar la total desintegración de los códigos de honor que en el pasado pudieron regir ese mundo, en cuanto una versión moderna del bushido de los samurais en la época feudal. El gangsterismo que retrata ahora Kitano es una guerra sin cuartel, con luchas internas por el poder inspiradas en las de los ejecutivos de las empresas, pero que por tratarse de criminales ventilan mediante muertes violentas, coreografiadas por el cineasta con su reconocida imaginación para la planificación de escenas salpicadas de sangre. Este año ha presentado en Venecia la secuela.