Mikel Jauregi Kazetaria
Al estilo Mourinho
Por qué, tras una campaña electoral y el consiguiente dictamen de las urnas, uno se siente un poco más vacío? ¿Por qué, de pronto, empieza a pensar en todo el dinero que se ha dilapidado en unas pocas semanas? ¿Por qué los mensajes que hemos escuchado día sí día también -sean promesas, ideas-fuerza o críticas encarnizadas al adversario- pasan directamente al cajón de la desmemoria? Aunque si nos avenimos a este todavía humeante 21 de octubre, la pregunta clave bien podría ser por qué ni el 1% -y estoy siendo generoso- de las personas con derecho a voto en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se saben aún el nombre de quien se ha postulado como candidata a lehendakari por Ezker Batua.
¿Por qué hoy deben compartir espacio y minutos en los medios de comunicación Amancio Ortega -y su «generosa» donación de 20 millones a Cáritas- y José Miguel Domingo, un granadino de 53 años que no ha visto otra salida que acabar con su vida ante una inminente ejecución de desahucio? ¿Por qué debemos soportar esta implacable actitud de las entidades financieras cuando, solo en el año 2010, el precio del rescate a la banca española supuso a cada persona más de 1.800 euros? ¿Por qué se lo permiten?
¿Por qué cada vez está más extendida la sensación de que la cesta de la compra se encarece 10 euros a la semana? ¿Por qué nos atracan cada vez que nos acercamos a una estación de servicio a repostar combustible?
¿Por qué Euskal Herria parece estos últimos días una gran green capital? ¿Por qué tantos vehículos y hombres verdes en autopistas, autovías, carreteras secundarias, comarcales y de montaña? ¿Por qué nos tiñen del mismo color peajes y entradas-salidas de ciudades y pueblos?
¿Por qué otros hombres de color azul oscuro y rojo aparecen de madrugada conduciendo a toda velocidad, descienden de sus coches-patrulla armados con lanzapelotas y porras, agarran, arrojan al suelo y retienen al joven que llevaba casi dos años sin pisar su pueblo y arremeten -sin mirar edad ni condición- contra quienes les afean su conducta? ¿Por qué se toma la decisión de convertir ese encuentro de besos y abrazos en un sinsentido de sangre en la cabeza, lágrimas en las mejillas y flores rotas en el asfalto? ¿Por qué?