La empresa de carrozado de autobuses Sunsundegui (Suministros y Servicios Unificados de Carrocería S.L.), situada en Altsasu y la más grande de la comarca de Sakana con 250 trabajadores, es propiedad del Gobierno de Nafarroa desde 2009, año en el que el Ejecutivo decidió hacerse cargo de ella, porque la mala gestión de su dirección la había abocado al cierre.

Sin embargo, desde el mismo momento en el que asumió la gestión, el Ejecutivo navarro, tras reconocer que había posiblidades de reflotar la empresa, dejó claro que se trataba de una medida temporal hasta reconducir la situación y/o encontrar un comprador.

Esta semana, la consejera de Economía, Hacienda, Industria y Empleo, Lourdes Goicoechea, acudió a la correspondiente comisión del Parlamento a responder sobre la situación actual de la empresa Sunsundegui, a preguntas de los grupos Nafarroa Bai, Bildu e Izquierda-Ezkerra. En su intervención reiteró el deseo del Gobierno navarro de encontrar un comprador -«preferentemente industrial»- lo antes posible.

Goicoechea dibujó una situación general de la empresa mejor que la de 2009, ofreciendo un ligero optimismo sobre la recuperación de la producción de cara al ejercicio 2013. Según sus previsiones, de los 200 autobuses fabricados este año se puede pasar a 220 en 2013, 140 unidades para el Estado español y 80 para el exterior. Asimismo, hizo referencia al «afianzamieento de la relación con Volvo» y la inclusión de Sunsundegui entre los clientes de grandes flotas como los grupos Alsa e Interbus.

Todavía con pérdidas

Sin embargo, la consejera no quiso poner excesivos paños calientes y reconoció que, aunque menores que las de antaño, la empresa sigue presentando pérdidas. En este sentido, Goicoechea recordó que el Ejecutivo, a través de Sodena (Sociedad de Desarrollo de Navarra) ya ha formalizado préstamos por 12,6 millones de euros, apoyo financiero sobre cuya continuidad utilizó la palabra «inasumible».

En su intervención, la consejera también reconoció «el esfuerzo de los trabajadores» para rebajar los costes salariales. Dos han sido los acuerdos a los que los empleados han llegado este año, el primero de congelación de salarios y, el segundo, de reducción de los mismos. Los representantes de los trabajadores calculan en más del 20% su pérdida salarial.

Sin embargo, entre los empleados también impera un moderado optimismo. Reconocen que la intervención del Gobierno foral en 2009 fue clave para evitar el cierre de la empresa, tras la mala gestión de la dirección anterior. Ese año, el Ejecutivo encargó las riendas de la compañía a una ingeniería de Iruñea, cuyos resultados no terminaron de convencer, por lo que al año volvieron a cambiar de gestores.

Es en estos dos últimos años cuando Sunsundegui ha recobrado la estabilidad que les lleva a tener garantizada la carga de trabajo para este año y buena parte de 2013, si bien temen que la cifra de los 220 autobuses sea demasiado optimista.

En cualquier caso, los trabajadores valoran como positivos datos el acercamiento a Volvo -la mayor parte parte de los chasis con los que han trabajado históricamente han sido de esta marca-, como consecuencia de una gerencia razonable, o la apuesta por la innovación, concretada en el nuevo modelo de autobús SC7, la versión moderna que el Sideral 2000 estaba pidiendo a gritos y que los anteriores gerentes no afrontaban.

¿Futuro como cooperativa?

La agenda de la empresa viene marcada ahora por las gestiones de la Consejería de Industria para encontrar comprador, «preferentemente industrial», insistió Goicoechea, escarmentada de otras experiencias

Sin embargo, fuentes del comité de empresa matizan que con la palabra «preferentemente» no es suficiente y mantienen que solo aceptarán un comprador que sea un grupo industrial «que consolide el proyecto y que venga con la pretensión de quedarse aquí, en Altsasu, en la Sakana». Aseguran que no aceptarán la oferta de un fondo de capital y riesgo «que venga a jugar con el futuro de la empresa y a negociar con la patente, y que luego nos pase lo que ha ocurrido con Inasa».

En caso de que no apareciera un comprador en los próximos meses -el Ejecutivo navarro trabaja con un margen de medio año-, una de las alternativas que cobraría fuerza sería la de dejar la empresa en manos de los propios trabajadores a través de la creación de una cooperativa. Es una posibilidad a la que los sindicatos representados en el comité de empresa -ELA, UGT y LAB- están dando vueltas y que, a priori, no descartan.

Sin embargo, el tema de la cooperativa se lleva con mucha discreción, de hecho solo sería factible si la empresa tuviera visos justificados de viabilidad y si el Gobierno de Nafarroa tutelara el proceso.