Gusta el Borbón de mirar a España desde lejos, según ha declarado en la India a los periodistas que le acompañaban, porque desde dentro le da por llorar. Lo mismo les pasa a gran parte de vascos y catalanes, deseosos de poder contemplar eso que llaman España con perspectiva, con cierta lejanía, como se hace con muchas obras pictóricas. Lo dice un sabio refrán castellano: la familia, la guerra, la pintura y la mierda, cuanto más lejos, mejor. A las cuatro visiones que ganan en la lontananza, ahora el Borbón añade una más, España. «Con el sacrificio de nuestros ciudadanos reducimos el déficit», dijo desde la lejana India, y los seis millones de parados al enterarse rompieron en aplausos. El paulatino empobrecimiento de la población debido a la exigencia del pago de la deuda de otros tiene mucho de positivo, pues despierta una cosa tan española como la caridad cristiana. La limosna cobra mayor sentido. Y así, en el Día de la Banderita de la Cruz Roja, podemos ver al príncipe Felipe y a doña Letizia, junto con las infantas y la sencilla reina Sofía, en mesas de cuestación. También a marquesas, duquesas, baronesas y demás lucir galas y palmito en defensa de los económicamente débiles. Así, el dueño de Inditex donará a Cáritas 20 millones de euros del tiempo de trabajo no pagado a sus empleados. Los pobres en su pobreza deben ayudar a los ricos en su riqueza a sacar lo mejor de estos. Así, las lágrimas referidas por el Borbón se tornará sonrisas. No resulta estético evitar el desahucio suicidándose, no contribuye en nada al optimismo ni al pensamiento positivo la visión de un cadáver colgando de una cuerda. Es una ofensa al esfuerzo de las damas de la Cruz Roja.

No solamente lloran por las Españas. Por aquí lo hacen a dúo.

Al plañidero real une sus lágrimas el ínclito y otrora diputado vascongado más dicharachero, Basagoiti. ¿Pero queeé pasooó, mi hermano? ¡Aaándale, mi cuaaate! ¿Pues no te me achicopalaste, compadre Antonio? Ganaron Ellos, güey, y de qué maneeera. Por goleada. Y en Madrid los orejas piden con esperanza tu cabeza. Imagino a la San Gil diciéndote aquello tan español y tan viril de llora como mujer lo que no supiste defender como hombre, pobre Boabdil de orejas grandes.

Y el pobre López, por estar a lo había que estar, no vio venir lo que tenía que venir y, ahora, entre mohines, ocultando el lagrimeo, llora en silencio. No obstante, dice sentirse orgulloso de haber sido el primer lehendakari socialista vasco gracias a la ilegalización de los vascos socialistas y al apoyo de los nietos de aquellos que fusilaron a sus abuelos. Cosa curiosa la de estos que se llaman socialistas: estando a lo que hay que estar y ni vascos, ni gallegos ni catalanes están con ellos.

No todo iban a ser lloros. La ex de Carlos Herrera, (aquel tan amable que ayudó a la giraldilla solidaria a subir al escenario en el Mundial de Atletismo de Sevilla), Mariló Montero, a quien Olentzero le causa terror, ha dicho que en un órgano trasplantado va parte del alma del donante. Ella ha donados todos sus órganos a la ciencia. La ciencia ha huido.