Ganar o ganar. Suena a tópico y lo es porque, a fin de cuentas, la meta de todo deportista profesional pasa por la victoria. Pero la obligación inherente a la competición se funde en ocasiones con la necesidad. Casi imperiosa en el caso del Athletic. A nivel meramente práctico, con el equipo demasiado cerca del fondo de la clasificación. Y también anímico, tras los últimos reveses que ha sufrido la escuadra rojiblanca.

Aunque, curiosamente, la razón que ha añadido escozor a las derrotas frente a Valencia y Olympique es la misma que aliña el optimismo en el regreso a casa. A nadie se le escapa la línea ascendente del juego del Athletic en los dos últimos partidos, más cercano al que enamoró la campaña pasada que al que colecciona disgustos ahora. Y como el camino más corto a la victoria se construye a base de buen juego, quien más y quien menos confía en que el regreso a casa coincida con el reencuentro con la victoria.

«Veo la dinámica positiva del equipo», coincide Marcelo Bielsa, aunque eche en falta la recompensa correspondiente. «Partidos como el de Francia el año pasado los ganábamos sin duda. El hecho de que ahora no los ganemos presupone añadir esfuerzo, entusiasmo, convicción, dedicación, entrega... Porque es una picardía que un equipo que lo merece, como en el partido de Lyon, que trabaje tanto por lograrlo y no lo pueda conseguir. Para mí también es aplicable al partido de Valencia, que tuvo la particularidad de la expulsión, pero es la línea que viene llevando el equipo últimamente. Esperemos que haya un mantenimiento del nivel de producción y una correspondencia con los números que obtenga el equipo».

Los estilos

Lo cierto es que esa conjunción sigue sin darse y no son pocas las voces que apuestan por un cambio de forma para que también lo haga el fondo. Bielsa lo comprende, pero ayer quedó bastante claro, si había alguna duda, que no lo comparte. «Si las opciones son sacar en largo y disminuir la posibilidad de mantener la posesión o intentar jugar con la posibilidad de extender el tiempo de posesión, que es la mejor manera de defenderse, no descarto la primera, pero prefiero la segunda», aseguró. «Cuando los equipos protagonizan, se les reclama practicidad, y cuando son prácticos, se les reclama belleza», añadió. Por lo tanto no es extraño que en este momento, cuando la prolijidad no está rindiendo el fruto esperado, su inquietud vaya dirigida a hacer lo contrario de lo que estamos haciendo. Seguramente, cuando hagamos algo diferente y no dé resultado, el reclamo será en sentido contrario -ironizó-. Es casi como una norma que se instala en la relación entre los que analizan y los que ejecutamos. Y ya sabemos que si lo que intentamos no sale bien, el análisis no será de interpretación de los recursos que se utilizan, sino de efectividad», insistió.

Que, evidentemente, también hace falta. Y mucho, como admite el propio entrenador argentino. «Queremos acentuar lo que estamos haciendo bien, corregir lo que estamos haciendo mal y ganar, que cada vez es más imprescindible para nosotros, aunque siempre lo sea».

En este caso a un Getafe al que, en caso de victoria, atraparían los rojiblancos y cuyos números a domicilio, sin ser buenos, tampoco invitan a la confianza. Dos derrotas, un empate y una victoria en cuatro desplazamientos.