Miles de personas tomaron ayer el centro de Madrid contra los Presupuestos Generales del Estado y el pago de la deuda en una nueva protesta de la coordinadora 25S. La marcha tomó el relevo de la iniciativa «Rodea el Congreso», que llevó el enfado ciudadano por las cuentas ante la Cámara Baja española el pasado martes, cuando se debatían las enmiendas a la totalidad. Ayer la protesta también concluyó frente a un Congreso blindado por decenas de antidisturbios, aunque al cierre de esta edición no se habían producido cargas por parte de la Policía. Y eso, que la delegación del Gobierno español en Madrid, dirigida por Cristina Cifuentes, ha calentado el ambiente durante toda la semana tras la decisión de los organizadores de no solicitar permiso para la marcha.

«Seguiremos con las movilizaciones hasta que cambien las reglas; hasta que se vayan». Miguel Doñate se expresaba de esta manera cuando la cabecera de la marcha se acercaba a Callao, todavía lejos del Congreso. La marcha, que comenzó de plaza de España con retraso, sobre las 18.30, transitaba entre consignas contra la deuda, los desahucios y los bancos. De hecho, cada paso por una entidad como Bankia era respondida por los congregados con gritos de «asesinos», en recuerdo a José Miguel Domingo, el hombre de 53 años que se suicidó el jueves en Granada horas antes de ser expulsado de su domicilo por no poder hacer frente a su hipoteca.

Debate sobre el futuro

Las dos últimas convocatorias con final en el Congreso no han llegado a ser tan masivas como aquel primer 25S. No obstante, sí que se percibe una continuidad, un núcleo dispuesto a mantener la tensión de las movilizaciones. «Menoscaban los derechos de la ciudadanía en beneficio de los banqueros, no podemos quedarnos en casa», argumentaba Francisco, mientras se ubicaba junto a la cabecera de la marcha.

Pasadas las 21.00, la marcha llegó al Neptuno, donde se ubica el cordón policial que impide llegar al Congreso. Allí se celebró una asamblea en la que los integrantes del movimiento debatieron sobre futuras convocatorias. Todas las agencias internacionales ponen en cuestión los ya de por sí restrictivos presupuestos presentados por el Gobierno del PP, lo que implicaría, en el futuro, más recortes. Además, está pendiente la opción del rescate, lo que permite prever un incremento en las movilizaciones sociales en un Estado español ya marcado por las protestas.