Bajo el lema «Con mi jornada y mi sueldo no se juega», trabajadores de Osakidetza se concentraron ayer frente al Hospital Santiago de Gasteiz en el marco de una campaña de movilizaciones emprendida por el sindicato LAB. Dicha dinámica tiene como objetivo exigir al nuevo Gobierno de Gasteiz y a Osakidetza que la jornada laboral no sea aumentada a 37 horas y media semanales y que las pagas de diciembre y julio no sean eliminadas.

En una nota de prensa, la central sindical indicó que las consecuencias de dichos ajustes serían «muy graves y no harían sino empeorar la situación económica vasca». De hecho, según explicó, el aumento de jornada traería la destrucción de más de 3.000 puestos eventuales y el empeoramiento de cargas de trabajo.

Respecto a la eliminación de las pagas extra, señaló que supondría la pérdida de un 8% del salario anual. Añaden que a ello habría que sumarle el 5% eliminado hace dos años y la congelación de los últimos tres años.

Según LAB, «todo ello supone un grave retroceso en las condiciones laborales y repercutirá notoriamente en la calidad de la asistencia sanitaria».

Un problema político

La central sindical consideró que los ajustes que hay sobre la mesa en Osakidetza no son un problema jurídico sino político. Añadió que es necesaria la voluntad de los agentes políticos para plantarse ante las políticas impuestas desde Madrid y exigió al nuevo Ejecutivo del PNV que atienda las demandas de la sociedad «sin escudarse en la obligación de cumplir y continuar con sus tradiciones políticas de privatización y debilitamiento de la sanidad pública».