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«Llevamos un año sin respuestas ni de Ibermática ni de Kutxabank»

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Nerea Aizpurua y Álvaro Macías
Miembros del comite de Ibermática

Los trabajadores de Ibermática de Gipuzkoa que trabajan para Kutxabank han protagonizado cuatro días de huelga y se movilizan cada día. La dirección les pide paciencia, pero temen que prescindan de buena parte de ellos una vez que se produzca la integración informática de las tres cajas.

Iñaki TELLERIA | DONOSTIA

Ibermática presta servicios de tecnologías de la información y cuenta en plantilla con 3.324 empleados, de los cuales 500 trabajan en su sede central de Donostia, 550 en Derio y 100 en Gasteiz. De los que trabajan en Gipuzkoa, 238 lo hacían para Kutxa -llevan su sistema informático- y ahora para Kutxabank, propietaria del 48% de Ibermática. Llevan un año preguntando sobre su futuro tanto a la dirección de la empresa como a la de Kutxabank.

¿Cuándo comenzaron a temer por sus puestos de trabajo?

A.M.: Hace un año, cuando se supo que se iban a fusionar las cajas, tomaron decisiones que apuntaban a que la plataforma de informática que quedara tras la fusión iba a ser la de la BBK, la que gestiona la empresa Informática de Euskadi -IDE, con 400 empleados y, de la que son propietarias BBK y la multinacional Accenture-. Desde entonces trabajamos para que toda la información de Kutxa y Vital se vuelque al sistema de BBK. Durante este tiempo nos decían que como la situación de las empresas es peculiar, al ser Kutxabank la dueña, que estuviéramos tranquilos. Desde el comité llevamos un año sin respuestas ni de Ibermática ni de Kutxabank. Tenemos que saber si se prevé que haya gente que se va a quedar sin trabajo para buscar formas de recolocarles o reciclarles. La respuesta es siempre que no hay problema, que sigamos centrados.

N.A.: Llevamos ocho meses de trabajo muy intenso para preparar la integración. La Vital lo ha hecho este pasado fin de semana y la de Kutxa será a mediados de marzo. Insistieron en que lo prioritario es hacer bien la integración y trabajar mucho para demostrar que con el trabajo podemos captar mercado, atraer nuevos clientes. La gente se centró en eso, en trabajar con la presión de que la integración de las cajas era muy importante. Las jornadas han sido duras, de muchas horas, incluidos fines de semana.

¿Cuándo dicen ustedes: hasta aquí hemos llegado?

A.M.: A finales de enero nos llegó la noticia de que Kutxabank ya le ha firmado a IDE que la mitad de su plantilla se queda en la propia empresa con un contrato de trabajo de ocho años -que asumirá Accenture tras quedarse con toda la compañía- y que la otra mitad va a seguir trabajando, pero bajo el paraguas de Ibermática, de nuestra empresa. Esto se lo han firmado después de que también ellos amenazaran con la huelga y con la paralización del proceso de fusión de las cajas. Por lógica, comprometerse con toda la plantilla de IDE quiere decir que no cuentan con nosotros o que, si lo hacen, vamos a sobrar muchos. El dato del acuerdo no lo ha desmentido nadie, ni de la empresa ni de Kutxabank.

N.A.: Entonces se hizo las última petición de información y la empresa siguió diciendo que esperemos, ahora otros quince días, argumentando que nos están auditando porque igual sale un cliente que compra la empresa y que por eso hay que hacer muy bien la integración.

¿Cómo han sido estos días?

N.A.: Empezamos a concentrarnos frente a la empresa, pero la gente veía que el tiempo pasaba y pedía que incrementáramos el nivel de las protestas. Volvimos a dirigirnos a la dirección y no nos hizo caso. Convocamos los cuatro días de huelga y la empresa respondió, pero fue para informarnos de que tuviésemos paciencia, que estaban negociando y que en quince días tendríamos una respuesta. Es más, el propio director general, Joseba Ruiz de Alegría, se presentó en la asamblea de trabajadores a insistir en que estaban negociando y que con la huelga las cosas se pondrían peor. Era paciencia a cambio de nada. Se le pidieron dos compromisos, crear una mesa que estudiara cómo iba a quedar la situación para los trabajadores y que si realmente hubiera gente que tenía que salir que lo hiciera en unas condiciones razonables. Las respuestas fueron no y no.

A.M.: Tras un año de preguntar sin respuesta y que nos pidieran otros quince días hasta culminar la integración de la Vital, a la gente le pareció mal y dijo que adelante con la huelga.

Tras la huelga, ¿ha habido respuesta de Ibermática o de Kutxabank?

N.A.: Sigue sin haber respuestas. También nos hemos dirigido a Fernando Martínez Jorcano, director general de Kutxa y ahora vicepresidente de Ibermática, que es el que más controla sobre el sistema informático de Kutxabank. Al principio dijo que, al ser IDE e Ibermática hijas de Kutxabank, iba a haber trabajo para las dos, ahora no contesta. Nos hemos dirigido a la Presidencia de Ibermática, a consejeros de Kutxa, BBK y Vital que ahora siguen en Kutxabank, pero no hay respuesta. Y cada vez que no llega una noticia por otros cauces apunta a peor para la plantilla de Ibermática de Gipuzkoa.

A.M.: También nos hemos dirigido al Ayuntamiento de Donostia y a la Diputación, como entidades fundadoras de Kutxa y con relación con Ibermática por ser Kutxa su socio más importante. Además, deberían tener su opinión cuando también se plantea la venta de Ibermática a un fondo de riesgo estadounidense y que deje de ser una empresa guipuzcoana y, por tanto, de cotizar aquí. Pero parece que estas entidades, que antes tenían mucho peso en Kutxa, ahora están siendo ignoradas en Kutxabank. Parecen convidados de piedra.

¿La decisión de optar por la plataforma informática de la BBK ha generado dudas técnicas?

A.M.: La informática de Kutxa y Vital es mucho más moderna y está hecha en casa, con lo que se podía adaptar el sistema a lo que se quisiera. La gente que ha creado los sistemas está en la casa. En BBK los sistemas son más antiguos y la mayoría son comprados con soluciones cerradas y, cuando no puedes hacer algo, la única solución es comprar otro. Las cosas estaban mejor hechas aquí.

N.A.: Kutxa y Caja Vital se habían renovado mucho tecnológicamente, habían avanzado más porque, al ser más pequeñas, tenían más posibilidades y tanto los productos de Kutxanet como de Vitalnet estaban más modernizados. Sus webs tenían más posibilidades operativas para contratar. En BBK está todo orientado a oficina. Su web es mucho más simple, pensada para llevar a la gente a la ventanilla en lugar de moverse por internet. En Gipuzkoa y Araba la gente se va a sorprender al pasar ahora a un sistema diez años más antiguo.

compromisos

«Comprometerse con toda la plantilla de Informática de Euskadi quiere decir que no cuentan con nosotros o que, si lo hacen, vamos a sobrar muchos»

más moderna

«La informática de Kutxa y Vital es mucho más moderna que la de la BBK y está hecha en casa, con lo que se podía adaptar el sistema a lo que se quisiera»

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