GARA > Idatzia > Kultura

Mikel INSAUSTI I Crítico cinematográfico

Fuera de lugar

 

La gente no está a lo que tiene que estar. En las salas de cine se come, se bebe, se habla por el móvil, todo menos prestar atención a la película. Cada vez somos menos los que nos dedicamos a mirar a la pantalla durante la proyección, igual que vamos siendo minoría los que en un concierto de música ponemos los cinco sentidos en lo que está ocurriendo en el escenario, ya que hoy en día es más común concentrarse en sacar fotos o grabar imágenes con el móvil.

La crisis ha convertido a los que antes molestaban en clientes preferentes, porque el sector de la exhibición quiere atraerlos a las salas a cualquier precio. Todos los días se publican noticias que hablan del acondicionamiento de los cines para hacer que el espectador se sienta como en su casa, lo cual me parece una solemne idiotez, porque yo, para estar como en casa, me quedo en casa.

Empezaron con lo de la zona VIP, que si palcos reservados con servicio de catering y demás. Un cine de Londres ha llegado a sustituir las butacas por cómodos sofás y, en última instancia, por camas, para que las parejas puedan instalarse confortablemente bajo una mantita. Y ya de paso, si la película es mala, pues se echan un sueñecito.

Los que se pasan la sesión mirando la pantalla de su móvil también están de enhorabuena, ya que en el futuro no se podrá entrar en el cine sin ese tipo de tecnología. El próximo mes se estrena en Holanda «App», la primera película que permite interactuar con los protagonistas a través de la oportuna aplicación. Lo cual no impide que a la vez puedas llamar al pizzero para que te haga llegar una Cuatro Estaciones al momento.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo