Lluvia, nieve, viento y frío. El comienzo de la 18 edición de Korrika no pudo tener una puesta en escena más invernal. Como queriendo emular los rigores que ha sufrido el euskara hasta llegar al siglo XXI, vivo pero con más incertidumbres que certezas sobre su futuro, el segundo jueves de marzo quiso regalar a la mayor movilización social que se celebra en este pueblo un tiempo desapacible, mucho más propicio para quedarse en casa que para seguir el sinuoso camino de un testigo de madera. Y, sin embargo, a nadie sorprendió que miles y miles de personas hicieran precisamente eso; correr detrás de la obra de arte de Juan Gorriti hasta cubirir los primeros kilómetros en su trayecto hasta Baiona.

Korrika es un fenómeno social en Euskal Herria y un acontecimiento, por sus dimensiones, sin parangón en Europa. Es también un modelo a seguir para diversas iniciativas destinadas a fomentar la lengua de otras naciones sin estado o de estados que han visto declinar su propio idioma en detrimento de otros más potentes, como el inglés, el francés o el castellano. «Ar Redadeg» en Breizh, «Rith» en Irlanda, «Correlingua» en Galiza y «Correllengua» en los Països Catalans nacieron al calor de una experiencia revolucionaria en su génesis y que ha acabado por calar en todos los estamentos de este país. Una carrera que mantiene su carácter popular, aun cuando hace tiempo que logró vencer los recelos institucionales del inicio. Puede decirse, en este sentido, que esta marcha representa lo mejor que puede dar la sociedad vasca, y eso es mérito de quienes lo hacen posible desde hace más de tres décadas.

«Eman euskara elkarri», reza el lema de esta edición, cuyo punto de partida, el Parque Cultural Martin Ugalde, no puede ir más en consonancia con el enunciado. Los primeros pasos recorrieron un escenario donde se han cometido terribles tropelías contra el euskara, pero un lugar, asimismo, donde la difusión del euskara y en euskara alcanzan su máxima expresión. Haciendo un guiño a su propia historia, Korrika 18 ha empezado su andadura en pleno invierno pero lo ha hecho para traer la primavera a Euskal Herria.