Netanyahu se ve forzado a renunciar a sus aliados ultraortodoxos
Por primera en 29 años los partidos judíos ultraortodoxos, que juegan tradicionalmente un papel clave en la formación de gobiernos de Israel, están fuera de la próxima coalición gobernante. Benjamin Netanyahu se ha visto forzado a dejar a sus cómodos «aliados naturales» fuera del nuevo Ejecutivo que, pese al anuncio del pacto alcanzado la víspera, encontró desacuerdos de última hora cuando se agota el tiempo para presentarlo al presidente, Simon Peres.
GARA |
Los partidos ultraortodoxos Shas (sefardí) y Judaísmo Unificado de la Torah (ashkenazí) no han conseguido formar parte del Gobierno formado por Benjamin Netanyahu. Su principal objetivo era impedir que salga adelante una ley que obliga a los ultraortodoxos a hacer el servicio militar, pero han quedado excluidos en favor del centrista Yesh Atid de Yair Lapid y del partido religioso Habait Hayeudí, dirigido por Naftali Bennett.
Netanyahu ha tenido que renunciar a incluir a sus «aliados naturales» -según su propia expresión- por el veto de Lapid y Bennett, que pese a su distancia política coinciden en apoyar la citada ley. El diario «Yediot Aharonot» subraya en un editorial que «Netanyahu habría preferdio basar su coalición en los ultraortodoxos. Ninguno de los dos partidos tiene la ambición de sustituirle. Le dejan gestionar las cuestiones de seguridad y diplomáticas como quiera. Solo intervienen en las cuestiones económicas cuando tocan directamente el interés de su electorado». Para el diputado Moshe Gafni (Judaismo Unificado de la Torah) «se trata de un boicot a toda una población». Los ultraortodoxos denuncian la alianza Bennett-Lapid «que quiere destruir el mundo de los yeshivot» (escuelas talmúdicas). Arieh Deri, dirigente del Shas, criticó ¡ «la formación de un Gobierno que solo representa a la burguesía sin tener en cuenta la mitad de la población».
El diario «Israel Hayom» acusa a los ultraortodoxos de «memoria corta» porque durante años han hecho lo mismo con otros sectores de la población, boicoteando a «todos los que no forman parte de su grupo».
Según el diario «Haaretz», este partido había colocado a cientos de sus militantes en los ministerios Vivienda, Interior y Cultos y facilitado ayudas a la población ultraortodoxa a expensas del resto de israelíes.
El pacto de Gobierno se complica
Pero la firma del pacto de Gobierno entre los cuatro partidos se complicó por divergencias de última hora sobre el nombramiento de viceprimeros ministros, y pese a que mañana concluye el plazo para hacerlo. A pesar del anuncio del pacto alcanzado la víspera, los representantes de Habait Hayeudí, que representa al movimiento colono, afirmó que se había vulnerado el acuerdo.
Sus representantes no acudieron a la reunión prevista para rubricar el texto tras conocer que Netanyahu no tiene intención de nombrar viceprimeros ministros a los líderes de sus dos principales socios de coalición, Yair Lapid y Naftali Benet.
Mañana concluye el plazo para que Netanyahu presente el nuevo Gobierno al presidente, Simon Peres, pero antes tiene que resolverse este problema, algo que no sucederá durante el shabat, que comimenza hoy al atardecer y termina mañana al salir las tres primeras estrellas.
Yesh Atid asegura que el acuerdo contempla muchas de sus demandas: reducir el gabinete, una ley para que los ultraortodoxos participen en mundo laboral y el Ejército, la pronta aprobación de un presupuesto, obligatoriedad de materias básicas en las escuelas del Estado y un cambio del sistema de Gobierno.
Hasta que se aclare el proceso judicial que llevó a Lieberman a dimitir como ministro de Exteriores, Netanyahu mantendrá esa cartera además de ser primer ministro.
El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró en una entrevista en una televisión israelí que ve «difícil ahora mismo» retomar el proceso de paz palestino-israelí. «Los israelíes están formando su nuevo Gobierno y es poco probable que algo suceda antes de que haya algo de estabilidad allá».