
Eva Aranguren Arsuaga, Peio Mart�nez de Eulate Maestresalas, Patricia Perales Hurtado Concejales de Bildu en el Ayuntamiento de Iru�ea
Se�or Maya, asuma su responsabilidad: dimita
Quien ostenta la alcald�a debe representar a su ciudad, y a estas alturas usted no lo hace, pues encarna la prodredumbre de un sistema que ustedes mismos, y su partido, se han encargado de construir para su inter�s particular y partidistaEl pleno del Ayuntamiento de Iru�ea reprobar� hoy a Enrique Maya por su inaceptable actuaci�n en torno a las dietas de la CAN, y pedir� su dimisi�n. El pleno municipal reprobar� as� el por el comportamiento de Maya al aferrarse a su representaci�n institucional, tras reconocer la absoluta ilegitimidad de las dietas que percibi�, junto a Yolanda Barcina, Miguel Sanz y �lvaro Miranda, en la Permanente de la Junta de Fundadores de la CAN. Un �rgano fantasma, irregular, ocultado a la ciudadan�a y al resto de los �rganos de la Caja creado solo para repartirse dinero y �complementar� unos salarios que consideraban, seg�n sus propias palabras, excesivamente bajos.
Solo como consecuencia del esc�ndalo, tras conocerse la existencia de este chiringuito, decidieron disolverlo. La respuesta del se�or Maya aquel momento ante las peticiones expresas para que dejase de percibir esas dietas y las devolviese fue que era �un asunto muy dif�cil�. Ha sido la presi�n social -y alg�n consejo de jurista experto- la que ha llevado a Maya y Barcina a prometer la devoluci�n del dinero.
Y no ha sido este el �nico esc�ndalo que ha rodeado a la ya desaparecida CAN. Viajes VIP en helic�ptero a Par�s, expansi�n absolutamente ruinosa, relojes y perfumes de precios desorbitados, ostentosas remodelaciones de oficinas y una pol�tica de personal que increment� brutalmente el salario de una casta privilegiada de directivos y directivas, mientras se prescind�a de personal con experiencia. Y mientras tanto, los m�ximos representantes de la ciudadan�a de Navarra y de Pamplona miraban para otro lado, y se dedicaban a sacar tajada personal del despilfarro.
Si la actuaci�n de Enrique Go�i ha sido una estafa a toda la sociedad navarra, la de los representantes p�blicos de la ciudadan�a navarra es imperdonable. El problema no son solo las dietas. El problema es la irresponsabilidad con que se acud�a a las reuniones y se respaldaba la lamentable gesti�n de quienes han dirigido y hundido la entidad. El balance no puede ser peor. Navarra se ha quedado sin su caja. Miles de clientes han quedado hu�rfanos de entidad, centenares de personas se han quedado sin trabajo o han sido trasladadas a 600 kil�metros de su ciudad. Y este c�rculo no se ha cerrado a�n, porque La Caixa ha planteado nuevos despidos con consecuencias sobre la plantilla de CAN.
Qu� mal se ha hecho para que en cuatro a�os la CAN perdiera el 80% de su valor, y fuera absorbida a precio de ganga por La Caixa. �Qu� hac�an los responsables pol�ticos que acud�an a las reuniones de sus �rganos internos? Cobrar dietas. �Por qu� se apoyaba sin fisuras la temeraria gesti�n de Go�i? �Por qu� tanto miedo a una Comisi�n de Investigaci�n sobre la CAN?
Y en medio de este torbellino la ciudadan�a se entera de que las cuatro privilegiadas personas de la Permanente celebraban hasta dos y tres reuniones en un mismo d�a para duplicar y triplicar sus suculentas dietas. Esto colma toda paciencia. Se juntaban media ma�ana y cada cual percib�a por ello lo mismo que una, dos y hasta tres personas trabajadoras en todo un mes. El colmo de la obscenidad. Es decir, no solo enga�aron a toda la sociedad ocultando la existencia de ese �rgano y de sus dietas; adem�s, hicieron un uso aberrante de �l. Y todo ello, mientras la Caja agonizaba.
Es inaceptable que los m�ximos representantes de la ciudadan�a de Navarra y de Pamplona act�en con tal falta de �tica. Pedir perd�n y devolver las dietas no sirve. Recordemos que nada m�s eliminar la Permanente, la se�ora Barcina se subi� el sueldo. Y el se�or Maya ha tardado tres d�as en matizar su petici�n de perd�n, alegando que �era una pr�ctica reconocida de que frente a unos sueldos que se consideraban bajos, exist�a ese cobro de dietas como un complemento a la labor pol�tica�. No se�or, la gente no entiende lo incomprensible. Las personas trabajadoras por hacer su trabajo, trabajo muchas veces duro, no perciben esas cantidades de dinero; a veces ni siquiera un sueldo digno. Lo que usted llama complementos son una ofensa para las personas trabajadoras. Y encima tenemos que o�rle decir que �ni nos mat�bamos a trabajar ni hac�amos nada�, lo normal, aunque en este caso la responsabilidad era �menor� ya que se trataba de un �rgano que �carec�a de capacidad ejecutiva�. �Cu�l ha sido entonces su verdadera labor? No tenemos ninguna duda de que no se mataban a trabajar, pero �qu� hac�an? Exigimos la verdad que tanto les cuesta aclarar.
Ha afirmado usted que dimitir por esto �es un salto grande�. Parece que pretende que consideremos su actuaci�n una ni�er�a. Usted ten�a una responsabilidad p�blica y lo �nico que ha hecho ha sido cobrar enormes dietas. Ustedes estaban en los �rganos internos de una caja que perdi� mil millones de euros en cuatro a�os, y no solo no cumplieron con su labor de fiscalizaci�n sino que, de espaldas a la ciudadan�a a la que se deb�an, utilizaron sus puestos p�blicos para enriquecerse. Y ello a costa del empobrecimiento de las y los navarros en general. No tienen perd�n.
A la vista de los resultados del congreso de UPN est� claro que hay parte de su afiliaci�n que comprende este abuso como complemento leg�timo a su salario. Pero el resto de la sociedad, la que vive la realidad del d�a a d�a, no lo entiende as�. Solo ve que quienes ten�an la obligaci�n de defender los intereses de todas y de todos, y mejo- rar la situaci�n de la CAN, han hecho negocio con su cad�ver.
En pol�tica no basta con pedir perd�n. Eso es cuesti�n de confesionario. En pol�tica hay que asumir responsabilidades, y usted no puede seguir al frente de la cosa p�blica.
Se�or Maya, d� la cara ante la ciudadan�a y asuma que no es digno de ostentar la m�xima representaci�n de la instituci�n municipal. Un alcalde o alcaldesa se debe a la ciudad, cuyo buen nombre han ensuciado, as� como la se�ora Barcina el de Navarra, por una actuaci�n pol�tica impresentable.
Quien ostenta la alcald�a debe representar a su ciudad, y a estas alturas usted no lo hace, pues encarna la podredumbre de un sistema que ustedes mismos, y su partido, se han encargado de construir para su inter�s particular y partidista. La ciudadan�a est� harta. Se�or Maya, por el bien de la ciudad y por su propia decencia, dimita.