«Jagten» es un gran drama de tesis en el sentido más clásico, por lo que no está de más compararlo con «Furia», de Fritz Lang. El papel de inocente condenado por una comunidad cerrada que entonces hacía Spencer Tracy, aquí lo defiende con igual convicción Mads Mikkelsen, quien acaba pagando el tener un rostro duro, que en el cine internacional le ha dado tantos papeles de villano. Sus convecinos deben pensar que alguien con una cara así ha de encerrar algo malo en su interior, razón por la que le prejuzgan y le marginan sin miramientos. Pero el espectador sufre con él, porque sabe que no ha hecho nada y que los demás se están equivocando con una persona de comportamiento ejemplar. Mads Mikkelsen interpreta tan de verdad la indefensión de un buen hombre traicionado por su aspecto sospechoso, que la representación de dicha dualidad le valió con toda justicia el premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes.

No es el único que ha conseguido «Jagsten», que de las cinco nominaciones en los premios del Cine Europeo se llevó el Premio al Mejor Guión, escrito por Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm. La historia, aunque conocida, puesto que coincide con alguna aparecida en las noticias, está contada de forma muy perspicaz. Vinterberg hace una profunda reflexión sobre lo verdadero y lo falso, estudiando las diferencias entre adultos y menores.

A la hora de señalar al protagonista con el dedo acusador, todos apelan a la máxima de que los niños siempre dicen la verdad, así que la palabra de la niña que compromete al sospechoso se convierte en ley. Se les olvida que los niños imitan y aprenden la falsedad de los mayores, y es, precisamente, por unos celos inspirados en el comportamiento de los adultos, que la pequeña se venga de quien le ha solido acompañar a la escuela como buen vecino, ya que no soporta que él dedique ese mismo cariño a otros niños de primaria.