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Jiménez le hace un favor a Barcina y a sí mismo

El Parlamento navarro debatió ayer la moción de censura presentada contra Yolanda Barcina por Bildu y Aralar-NaBai, una iniciativa que tal como estaba previsto no contó con los votos necesarios para ser aprobada. La presidenta de UPN, por tanto, seguirá al frente del Ejecutivo a pesar de hallarse en franca minoría y de haberse mostrado incapaz en los últimos meses de sacar adelante ninguna propuesta de enjundia. Sin embargo, lejos de fortalecer a la mandataria navarra, la moción ha servido para realzar su fragilidad, al ligar su futuro a los cálculos partidistas de una formación tan inestable como es hoy por hoy el PSN.

Curiosamente, uno de los oradores que más crítico se mostró con Barcina fue su exsocio Roberto Jiménez, quien consideró su presidencia ilegítima y un elemento de inestabilidad. Lo hizo justo después de confirmar que su partido, al abstenerse, iba a mantener en el poder a esa presidenta ilegítima y a condenar a Nafarroa a la inestabilidad institucional, política y social por tiempo indefinido. Una aparente contradicción que se explica por el hecho incontestable de que a la hora de la verdad el PSN siempre se ha alineado con la derecha frente a cualquier opción de cambio real o, siquiera, de airear el viciado espacio político navarro. Su postura en torno al caso de Caja Navarra es muy elocuente. Sin olvidar, por supuesto, que todo lo que tiene que ver con este herrialde y su futuro político es cuestión de Estado para el PSOE, cuyo secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, fijó la posición de su filial hace ya unas semanas. En este sentido, el emplazamiento de Jiménez a los impulsores de la moción para que reconozcan a Nafarroa como «sujeto colectivo propio» es, más que una paradoja, un ejercicio de cinismo.

Por otra parte, no debe pasarse por alto que no solo el futuro de la presidenta estaba ayer en juego, sino también el del propio secretario general del PSN, cuyo liderazgo está en el aire al haber optado la dirección del PSOE por la senadora María Chivite como candidata para las próximas elecciones. Así, puede decirse que Jiménez no solo le ha hecho un favor a Barcina al concederle más tiempo, sino que también se lo ha hecho a sí mismo, en perjuicio de la ciudadanía navarra.

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