La crítica estadounidense se ha rendido ante «Iron Man 3», como a buen seguro lo hará el gran público. La taquilla apunta a récord, después de las buenas cifras obtenidas por las entregas precedentes. Entonces era Paramount el estudio encargado de la distribución, pero ahora es Disney quien controla la producción cinematográfica de los cómics de la Marvel, y su objetivo es superar el techo de las recaudaciones.

En «Iron Man 3» se hace más fuerte el lado humano del superhéroe, lo que equivale a potenciar aún más si cabe el reclamo interpretativo del carismático Robert Downey Jr., a quien en la nueva aventura se enfrenta con un grupo de villanos de auténtica envergadura, liderados por El Mandarín, a quien da vida Ben Kingsley. Le secundan Guy Pearce, Rebecca Hall y James Badge Dale. Claro que el protagonista también cuenta con sus aliados, sobre todo con Gwyneth Paltrow, como una Pepper Potts cada vez más unida a su jefe en el plano sentimental. En lo estratégico es Don Cheadle su mayor apoyo, aunque no siempre pueda lidiar con el ejército y el interés armamentístico por las invenciones de Tony Stark.

Todo este despliegue de personajes ha sido coordinado en la realización por Shane Black, que además ha coescrito el guión, haciendo valer que su fuerte es la escritura, en cuanto creador de «Arma letal» y otros éxitos del cine de acción. Fuerza la situación desde el principio, para que el superhéroe se vea obligado a partir de cero otra vez, valiéndose nuevamente de su inteligencia. Su base en Malibú es totalmente destruida, así que habrá de reinventarse y estar listo a tiempo para combatir grandes peligros. Deberá liderar una operación de rescate del avión presidencial Air Force One, incluida para ser la secuencia espectacular de la película. No obstante, el argumento tiene un desarrollo dramático importante, a fin de sacar provecho al grandioso reparto.