El 3 de junio de 1950 los alpinistas franceses Maurice Herzog y Louis Lachenal escalaron por vez primera un ochomil, el Annapurna. En su camino de descenso, sorprendidos por la llegada del monzón, quedaron atrapados en medio de una ventisca y sufrieron terribles congelaciones. Su mala experiencia se encargó de marcar el futuro de las grandes ascensiones en el Himalaya. A partir de entonces se realizan en su gran mayoría en el mes de mayo, poco antes de que el fenómeno aparezca.

El monzón (palabra árabe que significa estación) tiene un cierto parecido con las brisa. La brisa, un viento muy local, sopla hacia tierra durante el día y hacia el mar durante la noche, por el diferente calentamiento de ambas superficies. El monzón, por razones similares pero con mayor envergadura geográfica y temporal, sopla hacia tierra durante el verano y hacia el mar durante el invierno, produciendo, alternativamente, una estación de lluvias y otra seca, características de un clima monzónico.

Con el verano a la puerta de la esquina, antes de que se produzca el cambio de vientos que dará lugar a la aparición de las lluvias (nieve en altura), cuatro escaladores extraordinarios -Alexey Bolotov, Denis Urubko y Ueli Steck (reconocidos por haber participado en el operativo que intentó salvar a Iñaki Ochoa de Olza)- junto con Simone Moro, en dos cordadas diferentes, están tratando de abrir vías nuevas en el Everest. Su intención, según el kazajo Urubko, es trabajar con fuerza y morir si fuera necesario...

Sin embargo, para no caer en manos de la que se conoce también como la Diosa Madre o Chomolungna estos cuatro colosos están poniendo todos los medios. Han acudido en la mejor época del año, están en proceso de aclimatación, analizando las diferentes opciones para abrir esas vías, observando las condiciones en las que se encuentra este ochomil... Impresiona saber que consideran a la montaña más fuerte que ellos y que saben será ella la que condicione su actividad. Una lección de modestia que los demás, aún con objetivos mucho más modestos, deberíamos ser capaces de imitar.