Una delegación del Ayuntamiento de Donostia y de las empresas adjudicatarias del proyecto de nueva estación de autobuses viajará hoy a Madrid para suscribir con Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) el convenio que permitirá la construcción de esa instalación por la que la capital guipuzcoana lleva muchos años suspirando.

El alcalde Juan Karlos Izagirre tomó la palabra durante el pleno municipal celebrado ayer para explicar que ya tenía en sus manos la declaración de impacto ambiental, emitida por la Diputación de Gipuzkoa, y el convenio con Adif, al que solo le faltaba la firma.

Para ello acudirá a la capital española junto a Nora Galparsoro, concejala de Infraestructuras y Obras Públicas, y Ricardo Burutarán, concejal de Urbanismo. «Este documento era imprescindible, así como el documento que tenemos entre manos: el realizado por la Diputación. Con estos dos documentos, y ahora sí, porque hasta ahora no existían, con estos documentos si es posible comenzar con las obras», manifestó Izagirre.

De este modo, la nueva estación, que estará ubicada junto a la estación de tren de Atotxa, en la confluencia del paseo de Francia, el paseo Federico García Lorca y el puente de María Cristina, empezará a construirse en mayo, tal y como se había anunciado. Izagirre destacó que se están cumpliendo los plazos y reiteró que estará lista para 2016, año en el que Donostia será Capital Cultural Europea.

Idas y venidas

Durante su intervención, el alcalde recordó que cuando Bildu llegó al Gobierno ya estaba aprobada la ubicación de Atotxa, pero que replanteó la antigua idea de Riberas de Loiola al estimar que era mejor y encontrar el respaldo del PP. Además, señaló que en ese momento el proyecto de Atotxa estaba bloqueado porque el Ejecutivo anterior no había completado todos los trámites burocráticos.

Con el debate sobre la mesa, el PP se bajó del carro y Bildu se quedó solo en la defensa de Riberas. Las dos opciones se sometieron a votación en mayo pasado y Atotxa salió victoriosa con el respaldo de PSE, PP y PNV.

Durante los últimos meses, el Gobierno municipal ha estado trabajando principalmente en dos frentes. Por un lado, la declaración de impacto ambiental emitida por la Diputación, que era obligatoria por el carácter intermodal de la estación. Por el otro, Adif tenía que estudiar y dar su visto bueno al encaje de esta infraestructura con la futura estación de Renfe, ya que tendrá que ser remodelada para acoger la prevista llegada del tren de alta velocidad.

«Todo está atado», sentenció ayer el alcalde. En el presupuesto de este ejercicio ya están reservados 7,3 millones para iniciar los trabajos.