El Consejo de Gobierno «constató» ayer que, «a pesar de todos los esfuerzos realizados para dotarnos de la necesaria estabilidad económico financiera, se ha encontrado con una situación de bloqueo por parte de los partidos políticos. Pese a los esfuerzos, el acuerdo no ha sido posible. Ante esta realidad, el Gobierno ha decidido retirar su proyecto de presupuestos y va a continuar con la ejecución de la prórroga presupuestaria».

Esa fue la razón expuesta ayer por el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, que no coincide con las palabras del lehendakari la víspera en Bruselas. Iñigo Urkullu adujo que en su visita a los líderes de la UE había obtenido «una información más fresca y puntual», que le impulsaba a convocar un Consejo de Gobierno urgente «en el que -según la comunicación oficial ofrecida por la web de Lehendakaritza- se abordará la posibilidad de un nuevo proyecto de presupuestos que contemple las posibles decisiones que el Consejo Europeo adoptará, a finales de mayo, sobre la flexibilización del déficit».

El PNV «celebró» las palabras del lehendakari y, desde Sabin Etxea, la parlamentaria Josune Gorospe expresó el miércoles «la satisfacción» de la formación jeltzale porque el lehendakari, Iñigo Urkullu, dispusiera de datos que apuntaban a que el objetivo de déficit puede flexibilizarse, lo que supondría que «Euskadi podrá contar con mayores ingresos».

Pero, en menos de 24 horas, la retirada del presupuesto ya no se debía a la existencia de «una muy buena noticia», como había dicho Josune Gorospe, en nombre del PNV, sino que era fruto de un «frente del no» formado por todos los grupos de la oposición, unidos por su interés de «hacerle morder el polvo» al Gobierno jeltzale, en expresiones compartidas ayer por el portavoz parlamentario, Joseba Egibar, y la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa.

Prórroga, no nuevo proyecto

Como se ha recordado con anterioridad, el objeto de la convocatoria del Consejo de Gobierno urgente de ayer era abordar un nuevo proyecto de presupuestos que recogiera la posible flexibilización del techo de déficit que pudiera decidir la UE. Pero el acuerdo final fue el de continuar con la prórroga de las cuentas de 2012 en la que ya nos encontramos desde el 1 de enero, «adaptando la capacidad de gasto a la disponibilidad de ingresos reales para el año 2013».

Preguntado sobre el porqué de este cambio, Josu Erkoreka respondió que «hemos valorado la posibilidad de un nuevo proyecto de presupuestos, pero después de una deliberación intensa es una hipótesis que hemos descartado completamente». Alegó que quienes hasta ahora pedían un nuevo proyecto de presupuestos, ayer por la mañana, ante la hipótesis de presentar un nuevo proyecto, habían «venido a decir que era un sinsentido».

En opinión del portavoz del Gobierno, esto «pone de manifiesto que había un no por el no, claramente predeterminado» por parte de los partidos de la oposición. Luego, el propio Josu Erkoreka tuvo que reconocer que, dadas las fechas en las que iban a poder conocerse las decisiones de la UE, se iba a producir un solapamiento entre la tramitación del proyecto para 2013 y el que desde la primera semana de junio debe comenzar a elaborar el Ejecutivo para 2014.

La previsión de flexibilización del déficit que el miércoles se esgrimía para justificar una decisión tan trascendental como retirar los presupuestos se devaluó ayer a tener «algunas décimas más de capacidad de gasto, pero, claro, endeudándote», según explicó Joseba Egibar. Josu Erkoreka recordó que esta todavía es «una hipótesis que puede o no materializarse».

Esfuerzo del Gobierno

El Gobierno sostiene que ha hecho todos los esfuerzos posibles por alcanzar un acuerdo, pero que a cada paso que daba hacia adelante el Ejecutivo los partidos de la oposición respondían con un paso atrás y la búsqueda de nuevas razones para justificar su negativa.

Habló Erkoreka de hasta cinco rondas de contactos, cifra que no concuerda con lo conocido en público hasta ahora. Y añadió que el texto entregado por el lehendakari a los partidos contenía una formulación «generosa» para llegar a consensos sobre varios temas, incluso sobre el núcleo del presupuesto.

Todo el resto de partidos ha vivido esta situación de otra manera. Ha denunciado que en los contactos el Gobierno no entraba en ningún tipo de negociación. Tampoco ninguno vio semejantes virtudes al documento de Urkullu, que fue calificado como general y vago por la mayoría de los grupos parlamentarios.

Renuncia al debate y secreto

Durante semanas, uno de los mensajes lanzados constantemente por el lehendakari y sus consejeros ha sido el de que iban a intentar «hasta el último momento» buscar un acuerdo. Sin embargo, dos días antes del debate anunció la retirada del proyecto y, por tanto, el pleno parlamentario quedó suspendido. Joseba Egibar dijo que, como portavoz del PNV, «me hubiera gustado tener ese debate, para evidenciar precisamente lo que significan las posiciones políticas de unos y otros».

Sobre esa posibilidad, Josu Erkoreka afirmó que «el Gobierno ha ponderado pros y contras y ha decidido la retirada, sin más consideraciones». Y aseguró que los partidos «ya se han retratado». Preguntado sobre cuáles eran los pros y los contras, afirmó que «esta es una cuestión que forma parte de la deliberación interna del Consejo de Gobierno».

Lo cierto es que la retirada del proyecto evita que el Gobierno de Urkullu sea el primero al que el Parlamento le devuelve los presupuestos, lo que iba a ocurrir, además, con el acuerdo de toda la oposición. Ayer por la mañana, tras varias preguntas, Joseba Egibar había admitido que no llegar a acuerdos era «un fracaso», aunque culpó de ello a la oposición. Por la tarde, Erkoreka perfeccionó la defensa y aseguró que no es un fracaso del Gobierno sino un castigo infligido por la oposición.