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La tragedia de Bangladesh visibiliza los «talleres de la miseria» de las grandes firmas

El derrumbe de un edificio en Bangladesh ha visibilizado los «talleres de la miseria» de las grandes firmas textiles y reavivado la polémica sobre la seguridad en un sector que abastece a las grandes empresas occidentales.

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GARA | DACCA

Las organizaciones de defensa de los trabajadores textiles en Bangladesh responsabilizan de los accidentes en este lucrativo sector a los empresarios sin escrúpulos, la negligencia del Gobierno y la indiferencia de las grandes marcas de ropa occidentales, más preocupadas por los costes de producción que por la seguridad.

Al menos 250 personas, según el último balance, murieron en el derrumbe el miércoles de un edificio de ocho plantas que albergaba cinco talleres textiles, que ha dejado 1.500 heridos. Un nuevo accidente en un sector que en 2012 generó 20.000 millones de dólares a la exportación y contribuyó a que la etiqueta «Made in Bangladesh» llegara a casi todos los hogares occidentales.

Algunos empleados textiles que trabajaban en el edificio Rana Plaza de Savar, en la periferia de Dacca, recibían 28 euros mensuales por fabricar prendas destinadas, entre otras marcas, a la británica Primark, que reconoció que uno de sus proveedores estaba en ese inmueble. Otras de las referencias encontradas entre los escombros son Mango, Tex de Carrefour, Walmart, New Wave de Benetton y C&A, pero ninguna ha admitido su relación con Rana.

«El Gobierno promete desde hace años tomar medidas para mejorar la seguridad en los talleres de confección pero nunca lo hace. Cree que las reglas estrictas de la legislación laboral podrían aumentar los costes de producción y podría llevar a las marcas y minoristas (extranjeros) a realizar sus pedidos en otra parte», denuncia Scott Nova, director ejecutivo de Worker Rights Consor- tium, con sede en Washington.

Hace unos treinta años que Bangladesh se lanzó en la confección para la exportación y convirtió al sector en punta de lanza de su economía. Los años de crecimiento a gracias a las 4.500 plantas textiles ayudaron al país a reducir su pobreza endémica a un ritmo más rápido que India.

En un informe sobre el sector, la consultora McKinsey calificaba recientemente a Bangladesh como «la futura China», prediciendo que sus exportaciones textiles podría triplicarse para 2020.

Actualmente es el país con costes más baratos de producción en esta industria textil. Por ello, firmas de todo el mundo, incluida China, están trasladando parte de su producción a este país, según la Campaña Ropa Limpia (CRL), con sede en Amsterdan, que busca mejorar la situación de los trabajadores y sensibilizar a las compañías internacionales.

Meenakshi Ganguly, directora de Human Rights Watch para Asia del Sur, sostiene que los consumidores deberían ayudar a presionar a las marcas que se abastecen en Bangladesh, para que la industria tome conciencia. «Cuando los consumidores toman conciencia evitan comprar y la industria está obligada a cambiar», subrayó.

Babul Akhter, director de la Federación de Trabajadores de la Industria Textil en Bangladesh, no cree que se haga justicia tras el accidente del Rana Plaza porque «los empresarios del sector textil están por encima de la ley». Y agregó que «las marcas occidentales son también cómplices porque cierran los ojos ante las prácticas de los fabricantes. Igual que ellos, utilizan la mano de obra bangladesí como una máquina de hacer dinero».

supervivientes

Veinticuatro personas fueron rescatadas ayer con vida tras 35 horas bajo los escombros del inmueble derrumbado. Los equipos de rescate seguían trabajando en la búsqueda de supervivientes.

huelga

Decenas de miles de trabajadores se declararon ayer en huelga en solidaridad con los afectados por el derrumbe de Savar, lo que provocó el cierre de cientos de fábricas.

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