El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió ayer contra los intentos de reactivar «la guerra civil confesional», en un contexto de proliferación de actos violentos que han dejado más de 140 muertos desde el martes.

Maliki exhortó a los religiosos, periodistas y a todos los que se preocupan por el país «a tomar la iniciativa, a no permanecer silenciosos frente a quienes quieren volver a llevar al país a la guerra civil confesional».

El martes, las fuerzas de seguridad reprimieron una manifestación suní en Huweijah contra Al Maliki -a quien acusan de monopolizar el poder y marginar a los suníes-, provocando 53 muertos y una ola de ataques en cinco provincias de mayoría suní, que ayer continuaron y dejaron decenas de muertos más.