Sucesivas informaciones periodísticas y una exhaustiva investigación de Bildu ha servido para destapar que la supuesta buena gestión urbanística y financiera del PNV al frente del Consistorio bilbaino no es tal. Según datos confirmados tanto por el Ayuntamiento como por Bilbao Ría 2000, la institución local debe comenzar este ejercicio a abonar los 20 millones de euros que adeuda a la segunda entidad por un convenio rubricado en 2005 entre la institución que preside Iñaki Azkuna e Iberdrola para posibilitar el traslado de la sede de la eléctrica a la torre de Abandoibarra.

La edil Aitziber Ibaibarriaga explicó ayer en rueda de prensa que la citada deuda proviene del acuerdo marco suscrito el 18 de enero de 2005 por parte del Consistorio con Iberdrola y Bilbao Ría 2000. El Ayuntamiento aceptó la propuesta de recalificación planteada por la eléctrica para la transformación de los céntricos edificios de oficinas que conformaban su sede en la confluencia de las calles Gardoki y Astarloa a una promoción de viviendas de lujo, cuya primera fase ya se ha edificado.

La corporativa soberanista informó de que, para ello, se realizó lo que en urbanismo se denomina «una transferencia de aprovechamiento» del lugar que se iba a recalificar -la antigua sede- a la parcela de Abandoibarra donde se alza la torre diseñada por César Pelli. Además de permitir que los nuevos bloques de viviendas se igualarán a los existentes en su entorno -cuando antes estaba calificado como de oficinas-, «se le reconoció un aprovechamiento absolutamente exagerado y desproporcionado, valorado en 20 millones de euros», enfatizó.

Ibaibarriaga desveló que esos aprovechamientos se trasladaron a Abandoibarra en forma de dinero, de deuda municipal. De este modo, Iberdrola empleó esos 20 millones para aminorar el precio de adquisición de la parcela donde ahora se levanta el imponente rascacielos, abonando 58 en vez de 78 millones.

El solar era propiedad de Bilbao Ría 2000, por lo que el Ayuntamiento pasó a ser acreedor de la sociedad interinstitucional. Queda por determinar aún cuál es la deuda actual, ya que han pasado ocho años desde que se adquirió y se habrán generado intereses. La pretensión municipal era empezar a liquidar la deuda este ejercicio a través del dinero que obtenga por la concesión de otras licencias de edificación, como la de otro bloque de viviendas de lujo que se construye en el espacio que ocupaba la gasolinera del RAG, junto a la Alhóndiga.

«Cuando hablamos del `derecho' que a la empresa le correspondía» por la recalificación de terciario a residencial, «ese derecho -aclaró- no cae del cielo. Si ese solar tenía todo ese aprovechamiento era porque el propio Ayuntamiento se lo había concedido. En Bildu siempre hemos dicho que este Ayuntamiento, y el modelo de construir ciudad que impulsa, tiende a conceder el máximo aprovechamiento».

«Se favoreció a la eléctrica»

La edil soberanista remarcó que la recalificación se hizo «a instancia y a interés» del propietario del solar, la multinacional eléctrica, y que la decisión la adoptó el Consistorio. La coalición enmarca la operación en la decisión «política» del Ayuntamiento de «favorecer, y de qué manera, que Iberdrola asumiera la obra -después de que la Diputación desechase la inversión- a cambio de aminorar en 20 millones el precio que exigía Ría 2000 por el terreno. Dinero que asumía como deuda el Consistorio».

Ibaibarriaga consideró que la operación ha sido «nefasta» para los intereses generales de la ciudad. «El Ayuntamiento -subrayó- ha regalado 20 millones de euros a Iberdrola. Le ha regalado un dinero público que ahora lo tendremos que pagar a escote entre toda la ciudadanía y supondrá una hipoteca añadida a la deuda consecuencia de la liquidación de Ría 2000». La institución tendrá que afrontar el 15% de la misma, que hasta que logren venderse más solares es de 195,7 millones de euros.