Maite SOROA | msoroa@gara.net
Primero de Mayo, barra libre antisindical
Servidora, tras participar en la manifestación del Primero de Mayo con sus amigas y dar fe de que había mucha gente y con más ganas, razones y mala leche que nunca, tuvo que ponerse a la tarea de escudriñar la prensa y compartir con sus lectores las perlas más selectas del día. Y como no podía ser de otra forma, el repaso confirmó mis previsiones. El Primero de Mayo para la prensa escrita de la derecha ultra más desacomplejada era una fecha señalada para saldar cuentas con el sindicalismo. De cuchillos afilados y barra libre.
Vean, vean... El editorial de «Abc» llevaba por título un «Primero de Mayo, declive sindical» que avisaba de lo que vendría después. A saber: una retahíla de insultos de mil pares de pistones. La de ayer era una «jornada de endogamia sindical... para darse a sí mismos una terapia de autoestima y de razón de ser». Y acusaba a los sindicatos de estar «anquilosados en discursos y mensajes que oscilan entre la extravagancia y el puro anacronismo, de no conocer la renovación de personas ni ideológica; de ser sostenidos por las subvenciones del Estado...» para concluir que el Primero de Mayo será «otro museo de arqueología ideológica». Ya ven cómo se las gastan... Eso sí, apuntaba que la clase sindical «entra de lleno en muchos de los vicios que la opinión pública reprocha a la clase política» y sí, servidora también ha constatado que si bien no en la misma medida, los sindicatos también se llevan su particular ración de indignación. Cuestión a analizar que refleja que campañas y estereotipos como los de este vetusto periódico hacen mella y generan un estado de opinión que logran contagiar.
«La Razón» también se subía al carro y ajustaba cuentas en sus páginas de opinión tildando a los sindicalistas de «nuevos emperadores de la subvención, del cuento y la demagogia fácil». En el «Diario de Navarra», Luis Sarriés Sanz, catedrático de sociología industrial de la UPNA, repetía un argumento del editorial del «Abc». «Los sindicalistas se han perdido en el mismo laberinto de los políticos», ergo, taza para éstos y taza y media para los políticos.
Podría seguir pero no sigo para no empalagar al personal, pero háganse una idea del tono general que utilizaban y seguro que se quedan cortos.