«Hay que esperar a ver si cambia. El Gobierno tiene que darse cuenta y buscar un pacto por el empleo». Javier Fernández, de 47 años, simpatizante de CCOO y trabajador en una empresa eléctrica resumía con resignación el anhelo expresado poco antes por los líderes de los dos principales sindicatos españoles: un acuerdo de Estado entre el Ejecutivo de Mariano Rajoy, las centrales, la patronal y las principales formaciones políticas. Con el desempleo superando el 27%, la falta de expectativas laborales centraba la más concurrida de las tres convocatorias del 1 de mayo. Aunque las condiciones sociales se han agravado, la asistencia, al menos en apariencia, era menor. En las conversaciones, mucha incertidumbre. «Es necesario llegar a un acuerdo entre las dos partes», reivindicaba Manuela Camacho, otra de las asistentes. Tras dos huelgas generales en año y medio de legislatura y llamamientos a una consulta que el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha ignorado, las centrales dirigidas por Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez retomaban ayer el mensaje del diálogo ante la situación de «emergencia».

«Debe convocar a la sociedad de forma urgente», afirmó el secretario general de CCOO durante su intervención final, cuando el grueso de la marcha ya ocupaba la Puerta del Sol. También prometió más movilizaciones, aunque sin dar más detalles. «Es mentira que no exista otro modelo económico», añadió Mendez. Entre los manifestantes, un mosaico de todas las luchas que se desarrollan en Madrid: sanidad, educación o los derechos de la población migrante. También juventud. «Ni paro ni exilio, revolución», afirmaba una de sus pancartas

Al margen de la marcha de CCOO y UGT (con 40.000 asistentes según datos de las centrales), otros actos, como los convocados por CGT o la CNT, se desarrollaron en la capital del Estado español como contrapunto a la demanda de «pacto social» de Toxo y Méndez. Eso sí, con asistencia más limitada.

Ultras por la tarde

El grueso del día del trabajador se concentró por la mañana. Sin embargo, por la tarde estaba convocada una marcha ultraderechista por el centro. Esto motivó la protesta de decenas de jóvenes antifascistas, que fueron retenidos en Chueca por un fuerte despliegue de antidisturbios desde las 17.00 horas. Mientras los ultras, con su habitual parafernalia franquista, transitaban sin problemas, la Policía terminó cargando contra los antifascistas, de entre los cuales detuvo a varias personas.