Pero con los rituales de las manifestaciones, concentraciones, mítines de los sindicalistas, cada vez con un tono más acongojado, una vez más hemos tenido un retorno televisivo a los tiempos del blanco y negro. En la TVE de Franco, además de las exhibiciones de coros y danzas, el día treinta de abril se emitía un partido de fútbol. Siempre. De la selección española, ahora la roja. En directo o en diferido. Y alguna corrida de toros. Era una manera de entretener al personal, de desmovilizar.

¿Qué sucedió en este año de los desastres de 2013? Pues que el Real Madrid iba a ganar en un partido el espíritu nacional, la garra española, el espíritu de Juanito y la décima copa de Europa. Así lo prepararon en la prensa del régimen, entre ellos TVE, tan propensa a la manipulación, y en la retransmisión se fue demostrando que era una estrategia de antaño porque nada menos que reapareció públicamente el suegro de Urdangarin. ¿Alguien tiene alguna duda razonable o surrealista?

Ganaron pero perdieron la calificación. Y frente a un equipo alemán. El multimillonario Mourinho ha fracasado de manera estrepitosa, se va donde le quieran y Florentino Pérez, el rey del pelotazo inmobiliario, ha logrado lo posible: hacer el ridículo a base de millones de euros