Una reunión, cinco protagonistas y tres versiones. El Palau de la Generalitat acogió ayer la cumbre sobre el derecho a decidir convocada la semana pasada por el president, Artur Mas, y a la que acudieron representantes de las cinco formaciones políticas favorables a convocar una consulta sobre el futuro político de Catalunya -CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA y CUP-, los presidentes de las diputaciones catalanas y varios representantes de las instituciones locales. Pese a la pompa con la que se había organizado la reunión, el encuentro finalizó sin ningún acuerdo concreto y dio como resultado unas comparecencias posteriores contradictorias, en las que cada protagonista dio su versión de los hechos.

El acuerdo principal fue el emplazamiento a seguir las conversaciones en el marco del Parlament, con el objetivo de acordar la configuración y el funcionamiento posterior del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, la instancia en la que deberían confluir agentes políticos, sociales, económicos y culturales.

El Govern, el partido que lo ostenta, CiU, y el que lo aguanta, ERC, valoraron positivamente el encuentro, cuidándose mucho de ceñirse a la consulta y no mencionar en ningún momento la independencia o el Estado propio.

Según el portavoz del ejecutivo, Francesc Homs, la reunión sirvió para «evidenciar el consenso que genera el derecho a decidir», mientras que el portavoz parlamentario de CiU, Jordi Turull, aseguró que la cumbre sirvió para poner en común «la necesidad de implicar a la sociedad civil».

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, también destacó «el consenso mayoritario» que despierta la convocatoria de una consulta y manifestó que «es necesario dotar a nuestros ciudadanos de los mejores instrumentos, y el mejor de ellos es la democracia, que puedan elegir cómo quieren que sea su país».

En el otro extremo, y como si hubiese asistido a otra reunión, el primer secretario del PSC, Pere Navarro, aseguró estar «profundamente decepcionado y preocupado por el contenido de la reunión», aprovechando para señalar que «esta no es la Catalunya real» y que su prioridad sigue siendo «la lucha contra la crisis económica». El líder socialista denunció, además, que el resto de partidos «están configurando de antemano el resultado de un hipotético referéndum».

Con sus matices, CUP e ICV-EUiA ofrecieron una tercera versión, resumida en el lamento del diputado independentista Quim Arrufat: « Salimos sin ninguna propuesta práctica ni concreta».

En la misma línea, el líder ecosocialista, Joan Herrera, se quejó de que «es la enésima cumbre sin concretar nada». Ambas formaciones dieron la bienvenida al embrión del Pacto Nacional, pero lamentaron «el exceso de gesticulación del Govern», en palabras de Herrera.