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Un programa sexista genera gran polémica en la televisión danesa

La cadena DR2 de la televisión pública danesa ha sido estos días objeto de duras críticas por un grupo de asociaciones que no han dudado en catalogar como despreciable un programa que se dedica a valorar de manera despectiva los cuerpos desnudos de las mujeres que acuden.

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Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

Al parecer, ética y sentido común son aspectos que cuentan bien poco en el ideario catódico de muchos programadores televisivos en cuyas mentes bulle una sola idea fija: la máxima cota de audiencia, al precio que sea.

Este concepto, muy habitual en lo que popularmente se denomina como «televisión basura», desconoce reglas y fronteras y, logrado el éxito, amenaza con expandirse y superar cualquier límite moral establecido.

Esta breve introducción viene a cuento de lo acontecido recientemente en la televisión danesa, lo cual nos lleva a retomar las palabras legadas por Shakespeare en «Hamlet» para afirmar que «algo huele a podrido en Dinamarca», concretamente en su televisión pública y por culpa de un producto que ha provocado un aluvión de críticas y se ha ganado calificativos tan esclarecedores como «sexista» y «deplorable».

El orquestador de este producto catódico es el músico Thomas Blachman quien, con anterioridad, había logrado cierta popularidad tras su rol de jurado en la variante danesa de «Factor X». Quizás empeñado en no perder un ápice de su popularidad, el tal Blachman se erigió en ideólogo y presentador de un programa que tiene como objetivo criticar a viva voz los cuerpos desnudos de las mujeres que acuden a su espacio. El desarrollo de este subproducto de la cadena DR2 es muy simple: varias mujeres entran en un estudio a oscuras, se desnudan delante de Blachman y su invitado de turno, y ambos critican sin reservas sus cuerpos. En las imágenes que se han podido visionar, el presentador del programa lanza perlas como «¿Qué tal está funcionando esa vagina?», «¡Qué pezones tan alegres!» o frases que harían palidecer al mismísimo «Barbazul»: «El cuerpo de una mujer está sediento de las palabras de un hombre».

Varias organizaciones han tildado el programa de sexista y humillante para las mujeres, y han pedido que su emisión cese de inmediato. Por su parte, el máximo responsable de esta especie de mercado babilónico defiende su creación como una manera de «romper tabús» y contemplar el cuerpo de la mujer sin caer en la pornografía.

 

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