Netanhayu acelera el «miniestado bantustán» de Palestina poblado por ciudadanos sin derechos
Si hace tres días parecía que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pisaba el freno de la colonización de Cisjordania al anunciar una congelación en los permisos de construcción, ayer pisó el acelerador al anunciar un enorme proyecto de construcción de nuevas viviendas en Ramallah. Fue la enésima muestra de provocación israelí. Un nuevo recordatorio de que aunque una solución de un «miniestado Bantustán» pueda estar sobre la mesa, la solución de los dos estados hace tiempo que ha sido definitivamente descartada. Y de que los Acuerdos de Oslo, que dos décadas después algunos todavía toman como referencia, en la práctica y sobre el terreno se han convertido en lo que Edward Said denominó como el «Versalles palestino». Algo en lo que la Autoridad Palestina ha contribuido de manera notable.
El plan de Netanyahu pasa por una Palestina sin conexión con el mundo exterior, limitada a la altura de sus edificios y a la profundidad de sus tumbas, con el espacio aéreo y el agua bajo control absoluto israelí. Por convertir a los palestinos en ciudadanos sin derechos en un único estado, aunque binacional. Y ello, con una comunidad internacional que permanece impasible.