La prensa española se mostraba ayer entre alborozada e indignada, por la suspensión de la Declaración de Soberanía de Catalunya y por la aprobación por el Parlamento catalán de una comisión para la consulta, respectivamente.

«El País» titulaba «El Constitucional deja sin efecto la declaración de soberanía de Cataluña». En su editorial, mostraba su preocupación porque «el órdago lanzado por el catalanismo al Gobierno de españa dificulte el marco de diálogo y entendimiento necesario ara abordar el problema, tanto entre Barcelona y Madrid como en la propia Cataluña». ¿Y por qué no dejarles a los catalanes que arreglen sus problemas sin injerencias? El de Prisa, procurando aparecer conciliador, también decía que la decisión del Tribunal Constitucional, «que en otro contexto tendría que ser vista como algo normal, no debería servir para alimentar de nuevo, como ya ocurrió con la sentencia del Estatut, el sentimiento de agravio que tan hábilmente explotan los partidos soberanistas». Es decir, que si una cuando le pisan el juanete protesta, está «explotando hábilmente» su sentimiento de agravio.

«El Mundo» titulaba en primera «Mas antepone `las urnas' a la ley para desobedecer al TC», y en un un alarde de originalidad, ilustraba la noticia con una foto del líder de ERC, Oriol Junqueras, tras la caída que sufrió en el Parlamento de Catalunya: «Tropezón soberanista». Según decía, «No hay epopeya sin sangre. El líder de Esquerra, Oriol Junqueras, derramó ayer la suya, como se ve en la foto, después de tropezar en los pasillos del Parlament de Cataluña. Como él, el plan soberanista también siguió adelante pese a trastabillar por la mañana en el Constitucional, garante de la ley». Por estas latitudes la mayoría piensa que es garante de la imposición.

«Abc» titulaba con grandes caracteres: «Suspendida», y en su editorial, como es habitual, daba instrucciones a Rajoy: «la dimensión del desafío separatista es mucho más amplia que la que representa su vertiente jurídico-constitucional. Si el Gobierno catalán no cancela su proceso de consulta separatista, el Ejecutivo central deberá tomar nuevas medidas, incluso más contundentes que unos nuevos recursos ante el TC». Hala, pues, Mariano, ponte las pilas.

Por último, a «La Razón» la votación para la creación de la Comisión parlamentaria sobre el Derecho a decidir, saldada con una gran mayoría a favor, se le antojaba «Burla a España». Desde luego, ya le echan morro.