crónica | movilizaciones contra la banca
Los «cansinos» desbordan Bankia y prevén más protestas
La primera jornada de «toque a Bankia» sacó a la calle a los grupos de «cansinos» que cerraron un total de 40 sucursales. Acciones pacíficas, basadas en la imaginación, que denunciaron la responsabilidad de la entidad rescatada en la grave situación del Estado español. Seguirán con las protestas.
Alberto PRADILLA
«La valoración es muy positiva. Se ha puesto en marcha un repertorio de acción que hasta ahora no se había utilizado. Además, no puede ser reprimible, por lo que se extenderá». Así valoraba ayer una de las portavoces de «Toque a Bankia» la jornada de protestas contra la entidad financiera. La iniciativa buscaba aplicar el «cansinismo», es decir, actos pacíficos que rompiesen la normalidad en las oficinas. Finalmente lograron cerrar 40 sedes. Y todo a base de clientes pesados que exigían infinitas hojas de reclamación, explicaciones continuas o imaginativas «performances». Entre los grupos que se habían adherido, sectores tan dispares como afectados por las preferentes, empleados de Iberia (en proceso de desmantelamiento tras la entrada de capital de British Airways pero propiedad de Bankia en un 12%), la PAH o activistas del 15M.
Madrid concentró buena parte de los actos. Aunque estos también tuvieron lugar en otros puntos del Estado. Por ejemplo, en Asturias, donde según la iniciativa se logró paralizar la práctica totalidad de la actividad de la entidad presidida por José Ignacio Goirizolzarri. «Cientos de personas han interrumpido el funcionamiento de numerosas sucursales, interferido en su funcionamiento con la retirada de dinero y centerares de cierres de cuentas de clientes, lo que conlleva cuantiosas pérdidas para la entidad, así como un deterioro importante de su ya denostada imagen», señalaban desde «Toque a Bankia».
Un foro de coordinación
Para coordinarse, los participantes utilizaron una herramienta digital, similar a un foro, que ha permitido poner en contacto a todos los interesados según su lugar de origen y la oficina que pretendían «trollear». También se puso en marcha una aplicación para Facebook, pero la red social la censuró cuando apenas faltaban 24 horas para el inicio de la acción. No obstante, Anonymous logró hacer caer la web de Bankia durante al menos una hora. Además, cientos de llamadas realizadas desde una aplicación para móviles lograron también «pequeñas interferencias» y hasta las declaraciones de una trabajadora de Bankia que defendía la prisión para Rodrigo Rato.
La plataforma tenía seis reivindicaciones principales. Paralización total de los desahucios y dación en pago retroactiva. Utilización para alquiler social de todas las viviendas de Bankia. Recuperación de las participaciones preferentes. Auditoría ciudadana de la deuda de Bankia. Inversión directa en los presupuestos públicos de sanidad, educación e investigación no militar, de lo que se recupere con la auditoría de la deuda. Nacionalización completa de Bankia. Como era de esperar, ninguna de ellas se cumple, por lo que «Toque a Bankia» seguirá.
Podría parecer que actos de este tipo causan en Bankia el mismo efecto que la picadura de un mosquito a un elefante. No es así. Además del cierre, algunas acciones lograron evidenciar la lógica surrealista de la banca. Como en el caso de dos activistas que relataban en «Madrilonia» cómo después de acudir para cerrar una cuenta terminaron recibiendo la oferta de un crédito de 14.000 euros. Y eso que habían advertido que estaban sin trabajo. Cosas de la «lógica capitalista», como la propia empleada del banco se encargó de defender ante los «clientes».