Kukullaga se jugaba ayer la permanencia en dos campos. Ellas jugaban en Canarias y dependían de sí mismas. Un punto les daba la salvación sin tener que mirar a otros resultados, pero la empresa era muy complicada en la cancha de uno de los mejores equipos de la Liga, el más goleador aparte del líder Bera Bera. El equipo de Etxebarri acudió a la cita con ocho jugadoras de campo -entre ellas Maialen Agirregomezkorta, que acaba de reincorporarse al equipo recientemente tras una larga lesión- y dos porteras, con bajas importantes por lesión como la de Boklashchuk y Bayón -que seguía la jornada a través del Twitter en las gradas de Lasesarre, en el partido Zuazo-Guardés-.

Kukullaga peleó, defendiendo bien por momentos, plantando cara en ataque a pesar de que los postes y algunos errores en remates sencillos le impedían apretar el marcador. El Rocasa no hizo ninguna concesión, y su calidad fue imponiéndose conforme avanzaban los minutos, aunque las de Etxebarri se mantuvieron dentro del partido hasta el último cuarto de hora, sin querer saber nada del resultado de Castelldefels, centradas en su labor. Al final se impuso la superioridad canaria, aunque Lydia Montes acabó satisfecha del esfuerzo de sus jugadoras.

Entonces llegó el momento de mirar a la otra cancha, donde se decidía la suerte de Kukullaga. El Castelldefels necesitaba sumar su victoria ante el Elche con la derrota de Kukullaga para salvarse, a costa de las vizcaínas, y a punto estuvieron de conseguirlo, pero el empate final a 28 en la pista catalana se acogió con alivio, tanto a miles de kilómetros en Canarias, como mucho más cerca, en Barakaldo, donde Bayón también suspiró.