Pocas veces se habrá visto una situación como la que se vivió ayer en la sala donde los tres primeros pilotos se refrescaban y se secaban el sudor poco antes de subirse al podio. Mientras Kimi Raikkonen (Lotus) y Felipe Massa (Ferrari) compartían impresiones acerca de la espectacular carrera recién finalizada, Fernando Alonso, ganador del Gran Premio de España, recibía una inesperada llamada al móvil de Stefano Domenicali, director deportivo de Ferrari.

Al parecer, se trataba del `jefazo', Luca Cordero di Montezemolo, quien quiso felicitar al vencedor en el Circuit de Catalunya, así como a su compañero Felipe Massa. La enhorabuena no era para menos, ya que el asturiano se exhibió de principio a fin para lograr su segunda victoria de la temporada -la undécima en Ferrari- y apretar aún más el Mundial de pilotos.

La alegría era aún mayor en el seno de Ferrari, porque el propio Domenicali, quien subió al podio para recibir el premio de la escudería, cumplió 48 años el sábado. Todo ello ocurría bajo la atenta mirada de un Kimi Raikkonen que admitió al término de la carrera que se marchaba un poco «decepcionado».

De hecho, el finlandés fue el único de los favoritos en utilizar una estrategia diferente al ir a tres paradas en lugar de a cuatro, lo que al final le valió para ser segundo después de haber salido en cuarta posición.

Una plaza que enseguida perdió nada más apagarse los semáforos. Un rayo rojo llamado Fernando y de apellido Alonso adelantaba en la tercera curva del circuito al finés y al británico Lewis Hamilton (Mercedes).

Iceman tampoco tuvo piedad del piloto inglés, y lo superó siete vueltas después, cuando Hamilton sufría el desgaste de sus maltrechos neumáticos.

Cuestión de estrategia

Mark Webber (Red Bull) fue uno de los primeros en hacer su primera parada. El australiano se vio rezagado a las primeras de cambio, por lo que, según comunicó por radio, buscaba una estrategia diferente al resto.

Varios pilotos de delante siguieron al aussie en boxes en las siguientes vueltas, como Massa y Alonso, quien volvió a pista en una eventual octava posición. Y tan virtual, porque en el giro 11 entraban a la vez Rosberg, Vettel y Raikkonen. El asturiano se colocó entre los dos alemanes, por lo que logró adelantar una posición en detrimento de Vettel.

En ese momento, un espectacular Esteban Gutiérrez (Sauber) lideraba la prueba -aún debía hacer su parada de rigor en boxes-, aunque al mexicano poco le duraría la alegría, porque poco después de que el Ferrari de Alonso dejase atrás al Mercedes de Rosberg, el español pasó a comandar el pelotón de bólidos.

El Cavallino Rampante no dio tregua y comenzó a abrir brecha entre los hombres que venían por detrás: Vettel, Massa, Raikkonen y Rosberg. Todo ello mientras llegaron las segundas paradas entre los giros 21 y 25.

Nada cambió en pista hasta que llegaron los terceros pasos por la calle de talleres. Todos los favoritos cambiaron sus gomas; todos menos Raikkonen, lo que le situó al frente de la carrera.

El finlandés buscaba algo diferente, pero sus neumáticos poco podían hacer frente a los nuevos de Alonso. Sabedor de que el piloto de Lotus solo iba a realizar una parada más, el asturiano confiaba en pasarlo en pista para no tener problemas después. Y lo hizo con demasiada facilidad en la recta de meta, donde utilizó el DRS para superarlo y marcharse adelante.

En la vuelta 47 Iceman dijo basta y paró en boxes. Teniendo en cuenta que Kimi es uno de los pilotos que mejor `domestica' las gomas, nada se podía dar por resuelto. Poco después Alonso hizo su última parada, pero salió por delante y fue controlando a Raikkonen, quien a punto estuvo de tenérselas que ver con un Massa al que el sobreviraje le impidió luchar por la segunda posición. Alonso cruzó la meta y los rugidos de los 95.000 espectadores silenciaron a todos los monoplazas.