Liga ACB Endesa
El Baskonia se queda soñando en Londres
Salvo Nocioni, la falta de concentración de los de Tabak resultó denunciable. Estudiantes se impuso por la garra y la calidad de Granger, Kuric y Kirksay.
LABORAL KUTXA BASKONIA 80
ESTUDIANTES 90
Arnaitz GORRITI
Es desagradable decir así las cosas, pero en Gasteiz más de uno sigue con pájaros en la cabeza, pensando que fue el arbitraje lo que eliminó al Baskonia de la Euroliga y que, vista la debilidad mental del CSKA de Moscú, fue el Laboral Kutxa Baskonia quien debía jugar en Londres la Final Four de la Euroliga -apoyado en las palabras de Jordi Bertomeu, según las cuales «los árbitros hicieron un gran trabajo en todos los cruces, salvo en Gasteiz»-. Y con ese pensamiento rondando, al parecer alguno tenía la mente en Londres, o quizá en los play offs de la ACB, o quién sabe si en los de la NBA. Desde luego que en el partido de Zurbano, no.
Ni las broncas de Tabak, ni la baby plantilla de un Estudiantes que acabó el partido con un quinteto de canteranos compuesto por Granger, Jaime Fernández, Edgar Vicedo y Fran Guerra... ni siquiera la exquisita profesionalidad exhibida por Nocioni, sirvieron para que los gasteiztarras espabilaran e impusieran su condición de segundo clasificado de la Liga regular y cuartofinalista de la Euroliga. Estudiantes le echó garra y entre Kuric, Granger y Kirksay se impuso con todo merecimiento, ganando en Gasteiz por primera vez desde 2004.
Para rematar la faena, Txus Vidorreta -el «coco» para cierto antibilbainismo que aún pulula en unas pocas almas- comandaba el banquillo de los del Ramiro. Quizá si los madrileños hubieran celebrado su triunfo con el We are the champions, algunos caerían en la cuenta de que su profesión, su rival y sus aficionados merecen más respeto.
Dejándolo para el final
Resultó desolador la manera de empezar el choque, el último de la Liga regular en Zurbano, del Laboral Kutxa Baskonia. La diferencia de concentración era tan abismal, que un jugador tan blando -aunque talentoso, ojo- como Clark se hacía el amo de la cancha. Logró 10 de sus 12 puntos en los primeros minutos, imponiéndose además en la pelea por el rebote. Y ese dominio del pívot inglés se hizo extensivo a todas las áreas de la cancha, ante un Baskonia en el que, salvo Nocioni, nadie mereció llevar la camiseta gasteiztarra.
Tampoco espabiló en exceso el Baskonia pese a verse 19-28 en el luminoso. Lo previsible era que los de Vidorreta, que tal vez recuperen a English para el último partido de la temporada y que, salvo milagro, no podrán contar con Gabriel, decayeran en su rendimiento al introducir sus rotaciones, con jugadores como Vicedo y, sobre todo Fran Guerra, que apenas han dispuesto de minutos durante la presente campaña.
Nada más lejos de la realidad. La «verbena» defensiva menguó levemente -«¡somos muy blandos en defensa! ¡Ya basta de que nos cojan rebotes en ataque!», gritaba desesperado Zan Tabak en un tiempo muerto-, pero la desventaja, no. Kirksay se puso el traje de luces para dar preciosos pases a sus compañeros, mientras Granger metía una serie de canastas sobre la bocina que provocaban la desesperación local. Hasta Fran Guerra, con una buena continuación al poste bajo en la que impuso sus 212 centímetros sobre San Emeterio y un mate a la contra, tuvo sus instantes de gloria. Mientras, en el Baskonia Heurtel y Milko Bjelica trataban de sumarse a los intentos de Nocioni. No obstante, eso no impidió que Estudiantes campeara por 46-59 en tiempo de descanso.
Kuric cogió su fusil
La defensa, objetivamente, quiso ser mejor tras el receso. Lampe se sumó al ataque con sus buenos movimientos mientras que Nocioni nunca se rendía. La desventaja del Estudiantes caía de la barrera de los 10 puntos, pese a sufrir en el rebote.
Pero en estas apareció Kyle Kuric. El alero estudiantil cogió una racha imparable en el tiro, bastándose para mantener a raya, con ayudantes como Nogueira o Granger, a los de Tabak, que lo intentaban, pero no podían ante un rival lanzado.
Heurtel trató de hacer la remontada final a la heroica, pero sin defender, es imposible. Y si la mente no está donde tiene que estar, todavía más.
Empezando por el parcial 19-28 del primer cuarto, el Baskonia siempre fue a remolque. En nigún momento se puso por delante, y dio excesivas facilidades en defensa, sobre todo perdiendo de largo la pelea por el rebote ante un Estudiantes muchísimo más implicado.
La irregularidad es la principal marca de este Laboral Kutxa Baskonia. Hay partidos en los que le cuesta concentrarse, y a veces estas desconexiones se pagan con derrotas como la recibida ayer.
No soltó ninguna perla cultivada el bueno de Andrés Nocioni, pero sí hizo un ejercicio de honestidad. El alero de Santa Fe confesó que «colectivamente no jugamos bien y no defendimos nada bien. Es como para empezar a preocuparnos que nos metan 90 puntos estos últimos partidos». Cabe recordar que el UCAM Murcia le anotó 95 tantos al Baskonia.
En palabras del «Chapu», «hay que reconocer que hubo relajación en el partido, pero lo cierto es que durante la semana entrenamos muy bien, a mucho nivel».
«Pero claro, la gente no ve eso, y menos si jugamos un partido así. Hay que mejorar unas cuantas cosas de cara al play off», culminó.
A. G.