Periko Solabarria, Isidoro Galan e Iñaki O'Shea Amigos de Mariano González
El domingo te recordaremos, Mariano
Así fue Mariano. Un gigante de la lucha obrera y un apóstol de la libertad
El 17 de mayo de 1996 se nos fue Mariano González, y el domingo 19 se le rendirá un homenaje donde fueron esparcidas sus cenizas, en la ladera de La Muela, que da a la cala de El Portús, colgada sobre el Mediterráneo, cerca de Cartagena, donde tantos familiares de presos y presas fueron acogidos con cariño inolvidable. Por ello, le hemos pedido a Periko que envíe el abrazo que desde entonces enviamos desde su patria de acogida a nuestro entrañable Mariano:
Todos los años tus amigos y amigas vascas y abertzales te recordamos, amigo Mariano González, desde esta Euskal Herria que tú tuviste en tu corazón. Te mandamos claveles rojos para que besen las aguas de tu Cartagena, donde viviste en comunidad con grandes amigos apóstoles de la justicia social.
Tú decías que «quien renuncia a sus derechos renuncia a su dignidad». Fuiste amante de los libros, escritor infatigable como vena de denuncia de la injusticia, sacerdote, teólogo... pero sobre todo militante revolucionario desde los tiempos del franquismo más profundo, cuando escribías: «cuando el pueblo despierte y metamos en la cárcel a nuestros jefes políticos, les vamos a tratar mucho mejor».
¡Ay, Mariano! No lo pudimos hacer porque fueron amnistiados. Nadie fue acusado de nada. Pero las cárceles de nuevo se llenaron de luchadores revolucionarios, y nos acompañó muchos años a la cárcel de Herrera de la Mancha en viajes muy largos de noche y de día. En su diario escribió estas palabras, emocionado y solidario:
«Es obligatorio mientras no salgan de la cárcel. Es un mínimo gesto de solidaridad. Porque mientras yo, mucho menos entregado, generoso y revolucionario, puedo trotar libre por estos montes cartageneros, ellos, ellas, están bajo llave y con un trocito de patio como aire libre. Así que este diario que escribo es una carta de amor y amistad».
Tus cenizas, amigo Mariano, hombre grande y generoso, manos abiertas, las esparcimos parte en tu Cartagena y la otra parte, por deseo tuyo, en el pueblo de Urbina, donde vivía Blanca Antepara, madre de Iñaki, gudari asesinado por la Guardia Civil en Morlans, y de Josu, que estuvo encerrado en la cárcel más de 18 años.
Mariano, solidario hasta el último grito de vida a favor de los presos y familiares. Euskal Herria está agradecida a tu enorme solidaridad con los presos y presas. Tu casa fue apoyo y refugio para los familiares que iba a visitar a sus allegados presos y presas a la cárcel.
Cantábrico y Mediterráneo unidos por la solidaridad y denuncia de la injusticia del alejamiento de los presos y presas. Las aguas serenas de vuestro mar, Mariano, besarán la bravura de nuestro Cantábrico en un gesto de hermandad y testimonio solidario.
Siguen flotando las rosas rojas y los claveles de tu cariño que tú tantas veces regalaste al mar para que las olas llevasen su aroma de libertad hasta todas las cárceles de España y Euskal Herria.
Así fue Mariano. Un gigante de la lucha obrera y un apóstol de la libertad.
Una cosa curiosa es que en los cinco primeros aniversarios, los amigos y amigas más cercanos a Mariano sufrieron el control riguroso de la Guardia Civil en la ida a El Portús. Decía Fernando, un miembro de solidaridad de Cartagena: «Este es el mejor homenaje que se le puede hacer a Mariano». Y es que la Guardia Civil lo considere peligroso aun después de su muerte. Y es que Mariano era y sigue siendo mucho Mariano».
Mariano, amigo: «Ya no se puede tu aroma cortar, porque los pétalos besaron el viento. Ya no se puede tu lucha olvidar, porque tu nombre recorre el tiempo».