Estamos casi a treinta y nueve de mayo y no hay manera de quitarse el sayo. Todo lo contrario. Esta mañana de aspecto invernal he sustituido el que hasta ahora llevaba, que mi madre llamaría de entretiempo, por el abrigo que me ha acompañado durante buena parte del invierno. Así que otra vez el capote y el paraguas, que cae a modo. Con tanta agua es normal que bajen revueltas las aguas del PP, en Navarra con el asunto de Cervera y la muralla, y en las provincias hermanas por la riada de la marcha de Basagoiti. Este madrileño afincado en Euskal Herria cuando empezó a ejercer en política, regresa a sus orígenes. Al final ha salido a la carrera, bastante más rápido de lo que cabía deducir de sus declaraciones y de lo que filtraba el partido. Se decía que no se presentaría a la reelección como presidente y ahora se habla de dimisión, aunque esto ultimo se diga para justificar la forma de designación de su sustituta.

Las razones que utiliza el ocurrente Antonio para explicar la estampida son diversas y, entre ellas, que quiere otra vida para sus hijas que siempre han visto a su padre con escolta. Claro que entonces no se entiende que se vaya en este momento y tampoco el destino elegido, porque, México lindo y querido, es uno de los países con más muertes violentas del mundo y en el que en casi todas las casas hay guachimanes. Si esto le parecía malo, ha elegido irse a Guatepeor. Será porque allí va a dedicarse a la política económica.

También es digna de analizar la sucesión en el cargo. Decía hace unos días Basagoiti, que no es de los que se van dejando nombrado a su sucesor, pero no parece que sea así. Llama la atención que Quiroga emplee casi todas sus primeras declaraciones a explicar que su designación no es a dedo, sino democrática, porque su elección ha sido ratificada por la Junta Directiva, en la forma prevista en los estatutos para los casos de dimisión, y que además se siente muy respaldada porque ha sido elegida por unanimidad. Pero no dice que a propuesta de Basagoiti. De todo esto se deduce que Basagoiti ha dimitido, que los estatutos prevén un sistema de sustitución muy poco democrático, y que esas ratificaciones por aclamación hacen pensar en que en todo esto hay gato escaldado, que huye de la celebración de un congreso para la elección, como del agua fría. Excusatio non petita...

El perfil de Arantza es poco esperanzador para quienes piensen que puede haber una renovación en el partido. Ultracon- servadora, especialmente en materia religiosa, se declaraba enemiga de la ley del aborto y contraria al uso del preservativo. En política dice que le gusta mandar y que será continuista de la labor de su antecesor, algo poco comprensible si se tiene en cuenta la sangría de votos de su partido con Antonio al frente. A su favor puede decirse que siempre ha accedido a los diversos cargos que ha ocupado por designación directa de sus superiores. Es por tanto una política integralmente digitalizada.