Gloria LATASA | gloriameteo@hotmail.com
Plan B
Con lluvia se puede andar por el monte -muchas veces, con mayor o menor sensación de confort, he caminado bajo sus gotas-. Pero el sábado pasado caía agua a mares y la situación podía derivar en tormenta. Además, la temperatura, aunque no era muy baja (12-13º C), tampoco era la normal para la época y, con cierta frecuencia, el viento soplaba con fuerza. La sensación térmica era de frío. Un frío que se incrementaba con el paso de las horas. A todas luces tocaba Plan B, visita cultural. Una buena excusa para conocer de otro modo la zona. Me encontraba en Xareta. Y eso, en sí mismo, ya merecía la pena.
Empeñarse en salir al monte con una situación que suma diversos factores en contra -bajas temperaturas, viento, humedad- es dar todas las facilidades para que nos pueda sorprender una bajada de temperatura corporal, una hipotermia. En circunstancias normales, cuanto más subimos más descienden las temperaturas (0,65º C de media, cada 100 m) y más expuestos estamos al «robo» de calor -según nos proteja o no el terreno- por parte del viento. Si a eso le unimos la humedad, la acción del frío se multiplica por 14. Y si por cualquier circunstancia cayéramos en aguas frías, se multiplicaría por 32. En caso de apuro, jugarían a nuestro favor un buen equipo y una buena forma física.
El desapacible día me invita a estar a cubierto. Y decido visitar lo que suelo imaginar cuando camino por terrenos calizos entre dolinas y lapiaces. Una cueva, la de Ikaburu, en Urdazubi. Su microclima -temperatura constante de 14º C- ofrece protección. Sin embargo, a pesar de la ausencia del viento, la altísima humedad que hay aumenta la sensación de frío. La visita de hoy incluye una sorpresa. El río que la atraviesa, el Urtxume -que terminará por desbordarse al mediodía- ruge con fuerza, caen gotas de las estalactitas, salpican al caer sobre las estalagmitas, fluyen cortinas de agua por otras formas... Las fuertes precipitaciones han puesto en marcha los «mecanismos» de la cueva y muestra su mejor cara. Es sorprendente ver llover en el interior de la tierra y verle trabajar al agua.