Pocas semanas después de que el lehendakari Iñigo Urkullu mostrase a los sindicatos su disposición a reforzar el marco vasco de relaciones laborales para hacer frente a la reforma laboral del Gobierno del PP, el PNV declinaba apoyar una iniciativa en este sentido presentada por EH Bildu en el Parlamento de Gasteiz.

Dicha propuesta pedía al Gobierno de Urkullu que actuara de intermediario para «blindar» los convenios en peligro por el fin de la ultraactividad que establece la reforma laboral para el próximo 7 de julio, circunstancia que llevó precisamente ayer a la patronal y los sindicatos españoles a suscribir un acuerdo para prorrogar la vigencia de los convenios. La iniciativa de EH Bildu reclamaba asimismo dejar sin efecto el arbitraje obligatorio al considerar que colocaría la negociación colectiva en una situación «crítica». Además, condicionaba la constitución de la mesa de diálogo social a que la mayoría de la representación ratificara que existen las «condiciones y garantías suficientes» para la participación.

El parlamentario de EH Bildu Oskar Matute mostró su sorpresa por que el PNV hubiese condicionado su apoyo al marco vasco de relaciones laborales «a que se cumpla la normativa en vigor» y rebatió este argumento señalando que «se debe diferenciar entre legalidad y legitimidad. La reforma laboral otorga legalidad, pero no es legítima. Cuando las leyes son injustas y atacan a la mayoría de la población, se deben buscar fórmulas para hacerles frente», declaró.

Matute criticó asimismo la contradicción del PNV y del resto de partidos cuando declaran que «nuestro modelo productivo es diferente». A juicio del parlamentario de EH Bildu, «atendiendo a esa consideración, sería conveniente y necesario un marco laboral que atendiera a las especificidades de Euskal Herria, haciendo caso de las necesidades del tejido productivo y de los y las trabajadoras».

En relación al preacuerdo alcanzado en Madrid sobre la prórroga de los convenios caducados, Matute se mostró crítico y señaló que «lo único que se ha hecho es ganar tiempo, pero no cambia lo sustancial de la reforma laboral, que debilita las posiciones de negociación de los trabajadores. Es un recreo, un tiempo muerto, en el camino de acabar con las condiciones laborales que garantizan los convenios».

Primeras reacciones

En defensa de su voto en contra, la parlamentaria del PNV Amaia Arregi dijo estar a favor de un marco vasco de relaciones laborales y en contra de la reforma laboral, si bien remarcó que no apoya la «insumisión a la legislación vigente». Esgrimió el argumento de que EH Bildu «cumple con la ley de banderas en sus ayuntamientos» y le preguntó «por qué no solicita donde gobierna la citada insumisión».

Arregi pidió que no se cree una «política de vetos» en la mesa de diálogo social porque una parte no quiera participar «impidiendo al resto avanzar y trabajar en consensos en materia de relaciones laborales. Avancemos en llegar a acuerdos -dijo la portavoz del PNV- e intentemos frenar, dentro de la legalidad de nuestras competencias, las nefastas consecuencias de la reforma laboral».

El parlamentario del PSE Bixen Itxaso inició su intervención felicitando a los sindicatos que firmaron el acuerdo con la patronal y criticó que en su iniciativa EH Bildu pida «que no se acate la ley» y que plantee el «veto» a la hora de conformar la mesa de diálogo social. «Menos mal que, fuera del marco de relaciones laborales propio, se ha alcanzado un acuerdo que, de momento, va a beneficiar a 320.000 trabajadores vascos», dijo.

Desde el PP, Nerea Llanos defendió que para crear empleo en la actual situación económica era necesario una reforma laboral para «dar flexibilidad» a las empresas «como alternativa a la destrucción de empleo».

Además, dijo que la negociación colectiva «no debe ser un obstáculo» y aseguró que la coalición quiere mantener una postura de «control férreo» de los sindicatos en los procesos de negociación colectiva, «manteniendo posturas maximalistas, a veces incluso en contraposición con los derechos de los trabajadores».

El parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, rechazó la moción de la coalición al considerar que «perjudicaría claramente a los trabajadores», y aseguró que lo que solicita EH Bildu son «declaraciones platónicas de imposible cumplimiento» que comparó con «la carta a los Reyes Magos».