Muere Georges Moustaki, uno de los símbolos de la cultura francesa
Con Georges Moustaki se va un maestro de la canción y el último de los grandes poetas revolucionarios en lengua francesa. Autor de un repertorio de más de 300 temas, escribió para otros notables intérpretes, como para su musa y amante Edith Piaf o Yves Montand. Políglota, escritor, pintor y actor, Moustaki fue también un defensor de las libertades y, en concreto, el primer intelectual francés que salió en defensa de la militante vasca Aurore Martin.
Alvaro HILARIO | BILBO
Un enfísema, que ya le había obligado a dejar de cantar en 2009, se llevó ayer al músico Georges Moustaki. Fue en Niza, a orillas del mismo mar Mediterráneo que le viese nacer hace 79 años. Ha muerto, en palabras de su amiga, la músico mallorquina María del Mar Bonet, «el más mediterráneo de los cantautores en lengua francesa».
Discípulo de Georges Brassens, miembro de la última generación de grandes cantantes y poetas en lengua francesa junto a Jacques Brel, Barbara o Leo Ferré, nos deja más de 30 discos y un repertorio de 300 títulos, donde destacan clásicos como «Milord», «Le métèque», «Sarah», «La marche de Sacco et Vanzetti» o «Ma liberté».
Fue, además, pintor, actor y autor de seis libros, tres de ellos en solitario: «Questions à la chanson» -una reflexión sobre el mundo del espectáculo donde critica ciertas prácticas de los «comerciantes de canciones que también podrían vender jabón»-, «Le filles de la Mémoire» -libro de recuerdos prologado por su amigo, el escritor brasileño Jorge Amado- y «La Sagesse du faiseur de chanson».
Protagonizó las películas «Mendiants y orgueilleux» y «Livingstone», para la que también compuso la banda sonora.
Moustaki fue una persona que nunca abandonó sus principios revolucionarios. Así, el año pasado apoyó en las presidenciales francesas a Philippe Poutou, candidato por el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). También denunció la situación de Aurore Martin.
De Alejandría a París
Giuseppe Mustacchi nació en Alejandría (Egipto) el 3 de mayo de 1944, en el seno de una familia de judíos griegos con ascendencia italiana. Su padre hablaba cinco lenguas y su madre seis. El propio George lo hacía en ocho. En declaraciones a Zazpika, en enero de 2006, dijo haber elegido el francés para expresar sus emociones por ser su «lengua de cultura»: «Mi cultura de base es francesa y antes de soñar siquiera con cantar, me deslumbraban los grandes de la canción francesa».
En 1951, se traslada a París. Tres años después conoció a su maestro y mentor Georges Brassens: «Para mí era el amigo, la referencia, el ejemplo y, como símbolo de fidelidad, adopté su nombre: Georges», señaló a Zazpika.
Conoció a Edith Piaf en 1968, cuando él contaba 24 años y ella 42; él le presentó sus temas. Mucho antes, a la edad de 13 años la vio actuar en Alejandría: «Noche memorable que adquirirá su verdadero sentido el día que, convertido en parisino y compositor, entré en la vida de Piaf, once años más tarde», recordaba en sus memorias.
La relación íntima duró un año y acabó de mala manera. En ese tiempo escribió 40 canciones para Piaf. Entre estas sobresale «Milord». «Cada vez que escuchó `Milord' o alguna otra canción que le escribí, me doy cuenta de que heredé una pequeña luz de la flor que la devoraba», confesó a Zazpika.
La consagración internacional le llegó en 1960 con «Le métèque» (El extranjero), tema que se canta en más de una docena de idiomas. Paco Ibañez tradujo esta y otros temas al castellano y Marina Rosell (quien en 2012 publicó «Marina canta Moustaki») al catalán.
Además de cantar, escribió decenas de temas para, amén de Piaf, Yves Montand, Barbara o Serge Reggiani.
Habitual en nuestros teatros hasta su último concierto (Palau de la Música, Barcelona, 2009), se da la curiosidad de que dos discográficas de Iruñea le editaron sendos discos: «Live au Diazet» (Nola, 1989) y «En directo» (RS Musical, 1995).
Carisma y compromiso
Juliette Gréco, en declaraciones a RTL, dijo ayer de Moustaki que «era un hombre exquisito, bien elevado, un hombre refinado, elegante que poseía una dulzura y talentos infinitos».
Fiel a la lucha por las libertades, fue, por ejemplo, el primer intelectual francés en defender a Aurore Martin. Atacó duramente al ministro del Interior francés, Manuel Valls, del Partido Socialista: «Valls-Pilatos se deshizo rápidamente del tema y la reacción ha sido casi nula. No tengo motivación personal para hablar del tema, aunque tengo empatía por la gente que entregamos a la `justicia' española que yo ya combatí en tiempos del franquismo».