A todas las bellas mujeres
Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Hay días en los que la lluvia resulta mala compañera de viaje. Un fenómeno tan deseado en algunos lugares del mundo, se convierte, en ciertos momentos, en aliado de la tristeza en otros. Un desánimo difícil de lidiar, y los días y las distancias no pueden ser derrotados. Un nombre en el periódico, una breve relación de acontecimientos con los que entretejer una vida que se ha ido. Todo anecdótico. Fugaz. Nada es perdurable. Un amigo me regala un libro de poesías y señala hacia la que lleva el miedo como título. Pienso en aquello que nos vuelve temerosos en la vida y, básicamente, la falta de control sobre lo que nos rodea aparece como respuesta desoladora. Amamos, sufrimos, desesperamos y reímos sin horizontes reales, tan solo con aquello que imaginamos como esperanza a la que dirigirnos. Eso es la vida a veces, la vida que acaba con un encuentro fortuito, porque alguien decide que acabe por nosotras. Pienso en todas las mujeres bellas, pacientes e impacientes, serenas y perturbadas, alegres, codiciosas... Todas ellas nacieron para tener momentos felices, tristes también, dolorosos, maravillosos... Nacieron para marcharse algún día y para desear y ser deseadas. Pocas cosas en la vida resultan realmente importantes cuando la vamos a abandonar. Nada más que el amor de los que nos rodean. Sufrimos y hacemos sufrir, nos equivocamos y acertamos en algunas ocasiones. Puede que la poesía nazca de los finales, puede que surja de los momentos amargos a pesar de que el escritor profesional trate de alejarse y crear en desde la lejanía, tratando de no vivir más allá de lo imaginado. Sin embargo, lo imaginado también es lo que vivimos. Imagino a todas esas mujeres bellas, deseando amarse, amando y siendo amadas en su paso por la tierra.