Las protestas se mantienen pese al cambio de tono de Erdogan
Hinchas de clubs de fútbol de Estambul y feministas se sumaron ayer a las manifestaciones contra el Gobierno de Turquía, que se mantienen exigiendo la dimisión de Erdogan y protestando contra el autoritarismo de su gobierno. pese a que las autoridades han suavizado el tono. Aunque la Policía no intervino en Estambul, sí lo hizo en Ankara, donde disolvió a los manifestantes con gases lacrimógenos.
GARA | ESTAMBUL
Decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles en Turquía a pesar de los llamamientos del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, al cese de las protestas.
Miles de personas seguían en la plaza Taksim de Estambul y en el parque Gezi, cuya destrucción fue el detonante de la grave crisis política que afronta el gobierno islamista.
Ayer se sumaron a la protesta los hinchas de fútbol de tres clubs rivales de la ciudad, Galatasaray, Besiktas y Fenerbahçe, sin que la Policía interviniera. También miles de mujeres llevaron a cabo una marcha para pedir la dimisión del primer ministro bajo el lema «Por una vida sin abusos y sin Tayyip».
El Gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, negó una próxima intervención policial para desalojar la plaza Taksim, a la que los agentes no entran desde hace una semana.
«Atención: Quienes desde ayer difunden que estamos preparando una intervención policial en Taksim y Gezi pueden estar provocando más violencia», escribió Mutlu en Twitter.
Las protestas contra los planes de demolición del parque Gezi fueron el detonante de las mayores manifestaciones en el país en una década, que han dejado ya dos manifestantes muertos, tres en coma y más de 4.000 heridos.
La Policía interviene en Ankara
La plaza Taksim y algunas calles aledañas están aisladas del resto de la ciudad con barricadas de vehículos incendiados, hierros y adoquines, y miles de personas han acampado en Gezi para dificultar un desalojo. Por contra, en Ankara, numerosos antidisturbios dispersaron a unos 5.000 manifestantes en la plaza de Kizilay, lanzando gases lacrimógenos y agua a presión. Las cadenas de televisión daban cuenta de varios heridos.
«El primer ministro intenta dividir a la población. Volveremos aquí hasta que dimita», afirmaba a France Press Eroy Dilek, un estudiante de ingeniería mecánica en Taksim.
La protesta contra el proyecto urbanístico en el parque Gezi se ha convertido en la denuncia del autoritarismo que achacan a Erdogan y del intento de islamizar de la sociedad.
Llamamientos a la calma
El Gobierno sigue tratando de calmar la situación. «El proceso está bajo el control del Gobierno, se normaliza y se hace cada vez más razonable», opinó ayer el viceprimer ministro Huseyin Celik. «Estamos dispuestos a responder a todas las exigencia razonables, democráticas y que respeten la ley».
Repetía así el tono conciliador que había adoptado la víspera Erdogan, quien al comienzo de las protestas calificó a l os manifestantes de «vándalos» o «extremistas». El viernes, en una conferencia, insistió en oponerse a «la violencia, el vandalismo y las acciones que amenazan las libertades de los otros», pero añadió que «acogemos de todo corazón a los que vienen con exigencias democráticas». El comisario europeo de Ampliación, Stefan Füle, aprovechó la misma conferencia para denunciar «el recurso excesivo a la fuerza», que no tiene lugar en una democracia». Erdogan replicó denunciado la diferente vara de medir que se aplica a Turquía frente a la represión policial en Grecia, el Estado francés o Alemania. El alcalde de Estambul, Kadir Topbas, se sumó ayer a los gestos conciliadores y dijo estar dispuesto a reformar el proyecto urbanístico que originó la protesta, y excluyó que se vaya a construir un centro comercial o un hotel en el lugar del parque Gezi. Sin embargo, mantuvo la reproducción de un cuartel otomano en el parque, recordando que se trata de una promesa electoral.
El gubernamental Partido Justicia y Desarrollo (AKP) negó cualquier posibilidad de un adelanto de las elecciones parlamentarias previstas para 2015 debido a la oleada de protestas antigubernamentales que comenzaron hace una semana.
La «Plataforma Taksim», que coordinó las primeras protestas insistió en pedir la dimisión de quienes consideran responsables de abusos policiales. Entre ellos nombraron a los gobernadores y jefes policiales de Estambul, Ankara y Hatay. El gobierno de la provincia de Esmirna ha anunciado la apertura de una investigación sobre la violencia de las fuerzas policiales.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan dedicó la jornada de ayer a varias reuniones con su partido, el AKP, y el presidente del Parlamento, Cemil Ciçek. El AKP decidió organizar el próximo fin de semana dos actos públicos, el sábado en Ankara y el domingo en Estambul, oficialmente para lanzar la campaña para las elecciones locales de 2014, pero también para hacer frente a las manifestaciones y mostrar que también el islamismo gobernante tiene fuerza en al calle.
A su regreso de la gira por el Magreb, Erdogan ya quiso dar esa imagen de fuerza y mostrar el apoyo popular con el que sigue contando, asegurando, ante miles de seguidores enardecidos, que «cuando reúnan a 20 personas, yo reuniré a 200.000. Y cuando sean 100.000, yo movilizaré a un millón de miembros de mi partido», aunque al día siguiente moderó el tono.
Hüseyin Celik, portavoz del partido gubernamental volvió a insistir ayer en que tras las protestas está la oposición, que pretende echar sombra sobre los éxitos del Gobierno, como la apertura de un proceso de paz con la guerrilla kurda o la eliminación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. GARA