Ante las informaciones que apuntan a que el presunto autor de la muerte de Ada Otuya y Jenny Sofía Revollo, Juan Carlos Aguilar, dio formación y asesoramiento a la Ertzaintza, Lakua debería dar explicaciones sobre esa supuesta relación que vayan más allá de vagas declaraciones a agencias de comunicación. No se trata de hacer acusaciones infundadas, y menos aún de utilizar frívolamente un grave suceso en la confrontación política; no obstante, es conveniente que el Departamento de Seguridad haga las aclaraciones pertinentes, máxime cuando, si resultase ser cierta la relación, no sería el primer caso polémico en torno a la formación de los agentes de la Policía autonómica. Recientemente, la consejera de Seguridad reconocía, tras ser interpelada por EHBildu, que varios ertzainas recibieron instrucción del ultraderechista Emilio Hellín, autor de la muerte de Yolanda González. Por tanto, Lakua debe confirmar o desmentir la relación con Aguilar y, en su caso, actuar en consecuencia. Pero también debería informar sobre los criterios que aplica a la hora de contratar servicios para la formación del cuerpo al que ese Gobierno confía la seguridad de la población.