Tras 25 días de manifestaciones antigubernamentales, las cargas policiales en Ankara y en la ciudad meridional de Mersin continuaban ayer, mientras que en Estambul se registró un ataque contra una de las asambleas vecinales formadas como resultado de las protestas.

Un millar de personas volvió a bloquear el jueves por la noche la céntrica calle Kennedy de la capital turca y, como ha sido habitual en las últimas semanas, se vivieron enfrentamientos con la Policía, que empleó cañones de agua a presión y gas lacrimógeno contra los manifestantes.

En Mersin, los policías desalojaron por la fuerza un campamento de protesta, con un saldo de varios heridos y ocho detenidos, según la cadena CNNTürk.

Mientras, en Estambul, donde el último choque con la Policía se produjo el lunes, las protestas han tomado otro cariz con la ocupación durante largos ratos de plazas públicas en los que los ciudadanos permanecen en pie, inmóviles y en silencio. Miles de vecinos se congregan a las 20.00 cada noche en al menos 35 parques públicos de la ciudad para celebrar asambleas y planificar el futuro del movimiento ciudadano.

Una asamblea de unos treinta vecinos en Yeniköy, uno de los barrios más acomodados de la ciudad, fue atacada el jueves por una decena de personas armadas con cuchillos.

Hasta las paradas

El alcalde de Estambul, Kadir Topbas, afirmó el jueves que «a partir de ahora se consultará a la población hasta el cambio de las paradas de autobús», a raíz de las protestas desatadas tras el anuncio de la tala de árboles centenarios del parque Gezi, en la plaza Taksim.

Topbas, que cifró en alrededor de 23,7 millones de euros los daños materiales causados en el marco de las protestas, indicó que la Alcaldía ha aprobado una decisión que contempla la consulta con los residentes de todo proyecto urbanístico.