Raimundo Fitero
El precio
No obstante, la fianza que les ponen a algunos acusados de graves delitos económicos, cifras millonarias que se pagan de una manera sospechosamente rápida, convierte el precio de la libertad en una entelequia. Las imágenes televisivas en directo de la segunda salida de Miguel Blesa de la cárcel de Soto del Real solicitando solemnemente una justicia imparcial, son un monumento al cinismo. Todos queremos eso, Justicia, en mayúsculas e imparcial, ciega, popular y democrática. Pero en su caso, la imparcialidad se ha cometido sacándole de prisión, anulando todas las diligencias judiciales.
Los ricos, poderosos, incrustados en las altas esferas de los lugares de control político, judicial, partidista o bancario no solamente se pueden pagar a los mejores abogados, sino que cuando llegan a esa importancia política, tienen los mejores fiscales para que los des-imputen, los liberen, dejen en nada todos los casos. El precio de un abogado está reglado, por el de un fiscal es impagable. Y cada día vemos como a los jueces que se les ocurre meterse con los aledaños del suegro de Iñaki Urdangarin, con los directivos de entidades bancarias que han provocado la mayor avería económica de los últimos años, a los que tienen a ex tesoreros del PP entre sus considerandos, la fiscalía les muerde los tobillos, les coloca a los pies de los caballos de sus superiores orgánicos y del pelotón mediático.