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El catolicismo más conservador planta su semilla en Zuberoa

La Fraternidad Sacerdotal San Pío X es una congregación católica fundada por el arzobispo Marcel Lefebvre, excomulgado en su día por el papa Juan Pablo II. Esta organización, de marcado carácter «tradicionalista», cuenta con un centro escolar en Domintxine.

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La pequeña localidad zuberotarra de Domintxine cuenta en su término municipal con la única escuela vasca perteneciente a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, organización católica fundada en 1970 por el arzobispo francés Marcel Lefebvre. Nacido en 1905, Lefebvre fue un duro defensor de las posturas más «tradicionalistas» frente a cualquier signo de apertura proveniente del Concilio Vaticano II. Fue excomulgado por el papa Juan Pablo II en 1988, tres años antes de su muerte.

Carole Suhas, redactora de «Le Journal du Pays Basque», ha visitado recientemente el colegio Saint Michel Garicoïts de Domintxine y ha tenido la oportunidad de charlar con David Aldalur, el joven sacerdote de 30 años que dirige este centro en el que cursa sus estudios un centenar de menores de entre 6 y 14 años. Su reportaje fue publicado el pasado 11 de junio.

«Somos católicos de tradición, lo que quiere decir que asumimos todo lo que la Iglesia ha hecho desde siempre. Se nos califica de `integristas' para estigmatizarnos, pero si hablamos de integrismo en el sentido de mantener en su integridad la fe católica, lo asumimos», explica Aldalur durante la entrevista.

En el escudo del centro aparece como lema en euskara «Jainkoa ta Lege Zaharra», bajo una ikurriña que enmarca el rostro de Mixel Garikoitz, santo nacido en Ibarre (Lapurdi) en 1797 y fundador de la Congregación de los Padres del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram, también conocidos como Padres Bayoneses.

Único en muchos kilómetros

El rigor y la disciplina son dos de los argumentos que este colegio, privado y que no tiene acuerdos con el Estado, ofrece para atraer alumnos. De hecho, algunas familias no han dudado en mudarse a Domintxine o sus cercanías. Se trata del único centro de este perfil en muchos kilómetros a la redonda, ya que no hay más ni en Pirineos Atlánticos ni en ninguno de los departamentos limítrofes: Landas, Gers y Altos Pirineos.

«Los hay que han venido de Burdeos, de la región de Lyon o de Toulouse», confirma a «Le Journal du Pays Basque» David Aldalur, quien asegura que ha tenido que frenar las inscripciones porque la escuela, por ahora, no da más de sí. Y eso que el precio asciende a los 200 euros mensuales, el doble para los internos que viven en el centro.

«Los padres que toman la decisión de venir a vernos están desalentados por un sistema escolar que solo ofrece resultados mediocres y asustados por las malas influencias en un mundo que les causa miedo. De unas escuelas donde todo el mundo se tutea, donde no existe la urbanidad y donde ni siquiera se aprende a mantener la compostura sobre una silla», explica el director.

La escuela Saint Michel Garicoïts está conformada por dos edificios. Uno para el comedor, las cocinas y la sala de estudio; y otro para las aulas y los dormitorios. Entre ambos, un amplio patio con una estatua de Cristo. Entre sus objetivos está el de la ampliación, con nuevas aulas y dormitorios con otras 150 camas.

También quieren reformar el frontón anexo a la escuela y construir una capilla para poder celebrar la misa, ya que ahora acondicionan para ello una de las salas de las que disponen. Domintxine ya dispone de su propia parroquia, pero rehuye cualquier contacto con los seguidores del excomulgado arzobispo Lefebvre. El presupuesto para las obras provendría de generosas aportaciones privadas.

Saint Michel Garikoïts es un centro mixto durante la enseñanza primaria, pero no acepta chicas a partir de los 11 años. «Desde un punto de vista pedagógico, los chicos no son chicas, se trata simplemente de una diferencia en la formación», argumenta. Otro de los planes futuros es la construcción de un convento para monjas.

La periodista Carole Suhas también se dio una vuelta por esta pequeña población, donde sus habitantes procuran no mezclarse con los seguidores de Lefebvre. «Ellos en su casa y nosotros en la nuestra. Utilizan el nombre de Saint Michel Garicoïts, pero no están verdaderamente dentro de la Iglesia», apuntan. «No acatamos las reformas porque pensamos que matan nuestra fe», insiste David Aldalur.

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