Saigón 1972, Kabul 2013: Hamid Karzai debería preocuparse por no perder el último helicóptero
Apenas una semana después de su discurso televisado desde Doha, Qatar, en el que los talibanes declararon su interés en un acuerdo negociado de paz, ayer lanzaron el mensaje de que siguen dispuestos para la guerra. Y que pueden golpear dónde y cuándo quieran, hasta en el corazón de la zona más protegida de Kabul, en el mismo lugar en el que colgaron al expresidente Najibullah en 1996, antes de toma el control de toda la capital. El palacio presidencial y la sede de la CIA fueron los objetivos atacados y, si se quiere, en términos propagandísticos, el «punto» que se han anotado los talibanes tiene un significado de gran alcance: se sientan a negociar desde el dominio del momento, sabedores que los ocupantes no pueden cantar victoria militar y que buscan una salida honorable.
Saigón 1972, Kabul 2013. Como en la precipitada retirada de EEUU de Vietnam, en la que está en marcha en Afganistán se apunta directamente a la suerte del exmiembro de la CIA y actual presidente títere Karzai. Desplazado en las negociaciones, en caída libre, no pocos piensan que, como ocurrió en Saigón, debería preocuparse por no perder el último helicóptero.