La familia Smith-Pinkett ha sufrido un duro revés en el estreno estadounidense de «After Earth», superproducción por la que han apostado fuerte. Se pueden dar por contentos si recuperan los 130 millones de dólares invertidos y así mantienen intacta la confianza de la industria de Hollywood. El público ha dado la espalda a la película, la crítica ha sido negativa y los comentarios en Internet se pasan de ofensivos.

El desastre empieza a ser comparado con el que afectó en el 2000 a «Campo de batalla: La tierra», otra película de ciencia-ficción que casi acaba con la reputación de John Travo lta. Las acusaciones vuelven a ser las mismas, porque también se relaciona a Will Smith con la Iglesia de la Cienciología.

Contenga o no propaganda sectaria de forma subliminal, «After Earth» denota el nepotismo de los proyectos liderados por Will Smith, que ahora lanza como figura estelar a su hijo Jaden (de 14 años), al que acompaña en el reparto, mientras su esposa Jada Pinkett y su cuñado Caleeb Pinkett hacen las veces de productores.

Otro elemento en contra lo ha constituido la contratación del director M. Night Shyamalan, que arrastra una trayectoria claramente descendente en su carrera a partir del éxito inicial de «El sexto sentido». En su defensa cabe señalar que se trata de un encargo, y que el cineasta de origen indio tuvo que escribir el guión de «After Earth» sobre un argumento del propio Will Smith, lleno de tópicos.