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UDATE | cronica, bilbao bbk live

Un día de sensaciones entre azules, verdes y acordes con todas las gamas del rock

Bilbo presenta una tarde soleada ligeramente aturdida por una neblina que llega de la costa. Con más de 30 grados y una suave brisa sobre las caras las colas para acceder tanto al cámping como al recinto del festival marcan el inicio del Bilbao BBK Live.

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Pablo CABEZA

El pequeño caos ha sido el elemento distinguible en las horas previas al inicio del festival. La aproximación a las campas de Kobetamendi ha sido en agobiante carabana, autobuses y más autobuses entre el atasco y la superación de la demanda. El cambio de lugar para el cámping ha sido otro elemento desestabilizador, ya que al tenerse que realizar un traslado en bus desde Kobetamendi al monte Arraiz, la cola de campistas suponía un kilómetro y no menos de 5.000 usuarios esperando. Visto el caos, hemos observado contrastes de tono vocal entre los empleados de los autobuses y algunos agentes municipales por la improvisación y los problemas para dar y dónde la vuelta los autobuses. Para colmo, el Ayuntamiento ha cerrado el acceso a carga y descarga a la zona de siempre, desviando los coches con tal fin hacia la carretera que usuarios y autobuses utilizan para tal fin. Resultado, la incongruencia y el desatino absoluto.

Ya dentro, la mala uva se va aliviando con el paisaje, el programa y todo lo bueno que resta. El privilegio envenenado de abrir la actual edición (es el grupo que menos gente ve) le correspondió a Toy, un quinteto londinense de pelos largos y pinta setentera creado en 2010. La banda se inclina más por la sicodelia británica de los ochenta y el temido y peñazo sonido shoegaze. Toy fue una banda monótona, aburrida, lineal.
Solapando sonidos, a las 18.30 el pequeño escenario Live tomaba vida con Arcane Roots. Trío de Kingston Upon Thames, Inglaterra. De mayor poso y calado que Toy, su  math rock y su  rock progresivo fue apoderándose de los asustados escuchantes, quienes poco a poco entraron el mundo distorsionado y agitado de AR.

Para las 19.00 horas cuatro estudiantes de Leeds comenzaban a vivir su tiempo de gloria. Alt-J nos tememos que tampoco van a ser la referencia para futuras generaciones, pero su entramado musical colocó esta hora de la tarde a la altura del cámping, 300 metros sobre el nivel del mar. Sí, no. Sí, no. Es decir, Alt-J no pueden ascender mucho no porque su estilo o apuesta musical carezca de empaque y personalidad, al contrario, Joe Newman, Gwil Sainsbury, Thom Green y Gus Unger-Hamilton (se han ganado el derecho a escribir sus nombres) formulan una apuesta musical que si ya en disco (“An awesome wave” fue uno de los mejores discos de 2012) ) nos había robado unos gramos de corazón, en directo aún resultan más envolventes, descarados y valientes. Suenan a neofolk sin vigas ni paredes. Dejan que los graves suenen profundos y marcados, lo que les permite sonar bailables, acústicos e hialinos. Alt-J, seguidos por cientos de guiris, sonaron frescos y animados.

Cerca de las 8 de la tarde el escenario Heineken aguardaba la llegada de Billy Talent, el primero de los nombres con pasado y cierta repercusión mundial. El cuarteto canadiense (Toronto) demostró galones por la seguridad estilística, empastes vocales, cortes de ritmo, arreglos… Billy Talent cumple este 2013 sus veinte años de existencia. Sin embargo solo han grabado media docena de discos, el primero bajo el nombre de Pezz.

Sus inicios fueron pun-rockeros  con gusto por la melodía. Con el paso de los años han ido encajonando su estilo, aunque sin dejarlo sin aire. “Surprise surprise”, una de las mejores canciones, no deja de ser un excelente ejercicio de rock con aspecto de post-jarkore por la línea vocal. Nivel alto y resta mucho día y aún más BBK Live.

Compartiendo horario, en el escenario Live está sonando Edward Sharpe & the Magnetics Zeros. Por su carrera, aun siendo incipiente, nos interesa más esta apuesta que la de BT, por lo que tomamos rumbo al escenario pequeño, muy mejorado respecto la año pasado, ahora con una hechura muy digna. Si Alt-J nos ha seducido, el noneto de escena nos cautiva, nos embauca con las canciones de “Up from below” (2009) y el actual y admirable “Here” (2012). Canciones como “Mayla”, “All wash out” o “Fiya wata” solo las pueden crear gente imaginativa, dispuesta a dar su cuerpo por giras que difícilmente rentabilizan el movimiento de una banda tan numerosa. De nuevo nos encontramos delante de un grupo de neo-folk sin límites expresivos. Además, la conexión con el público, muy numeroso, fue de amistad y coleguismo. Jipis con jipis. Una fiesta. Si las lágrimas estuviesen permitidas en un festival feliz, hubiésemos dejado alguna para el noneto.

El sonido de los ochenta, la profunda voz de Editors  serena el esplendido ambiente del BBk Live.

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